Regantes de Ñuble podrán optar nuevamente a las aguas del Laja
Daniela Méndez Aedo
Tras una larga jornada de incertidumbre ante la escasez hídrica que provocó la prohibición de la utilización de las aguas del lago Laja, por encontrarse en un "colchón de seguridad", que impidió durante 24 horas que los regantes pudieran optar a las aguas para el riego de sus cultivos, las manifestaciones y la presión por parte de los agricultores rindieron sus frutos, ya que el Gobierno accedió a firmar el acuerdo de flexibilización que los regantes solicitaban.
En una reunión sostenida entre la ministra de Obras Públicas, Loreto Silva; el director de Obras Hidráulicas, Arnaldo Recabarren, los diputados Rosauro Martínez y Frank Sauerbaum, además de representantes de los agricultores, el Gobierno accedió a dar pronta solución a los regantes.
Según dijo Frank Sauerbaum, "estamos muy contentos y agradecidos, porque se firmó en ese mismo momento un convenio de flexibilización que va a permitir tener agua durante esta temporada".
La importancia del convenio radica en que se podrán regar unas 35 mil hectáreas de cultivos, además de 2.400 familias que serán beneficiadas.
"Esto es algo importante, porque por primera vez se firma un convenio con los regantes, antiguamente se hacía solamente con Endesa, sin preguntarle a los regantes que eran los principales afectados", dijo Sauerbaum.
Esta mañana, el intendente del Bío Bío, Víctor Lobos, junto con el seremi de agricultura, José Manuel Rebolledo, declararán escasez hídrica en la zona de Ñuble, lo que permitirá que el convenio de flexibilización comience a funcionar durante la tarde de hoy. "Si todo sale bien, mañana (hoy) abrirán las compuertas para permitir la circulación del agua", afirmó el diputado Sauerbaum.
La molestia de los agricultores y regantes del Laja-Diguillín en Ñuble era evidente, pues la escasez hídrica que mantenían los principales canales que alimentan los cultivos de comunas como San Ignacio y Bulnes, presentaban una baja de un 50% en sus causes y sólo llevaban el agua que se colecta desde el río Diguillín.
Todo esto, tras la restricción para sacar las aguas del lago Laja, cuyo nivel de aguas se encuentra en el "colchón de seguridad", lo que impide que este recurso sea destinado al riego de cultivos, principalmente de algunas comunas de la provincia del Bío Bío y Ñuble.
Así de crítica estaba la situación, que según cifras del Bocatoma Diguillín (obra perteneciente al Sistema de Riego Laja-Diguillín), hace una semana atrás la desembocadura del bocatoma que alimenta el río Diguillín con dirección al mar llevaba un caudal de 0,35 metros de profundidad, mientras que hasta el cierre de esta edición registraba un caudal de 0,22 metros.
En tanto, la desembocadura hacia el canal Diguillín-Coltón, mostraba que hace una semana atrás, la profundidad del caudal era de 1,51 metros, mientras que en su último reporte exhibía unos escasos 0,81 metros.
El canal Diguillín-Coltón, en su mejor momento, regaba alrededor de unas 27 mil hectáreas de cultivos, sin embargo, en el caso de la jornada de ayer y parte de hoy, existen 24 mil que funcionan sólo con el aporte del río Diguillín, por lo que la Junta de Vigilancia del Laja Diguillín debió implementar un sistema de riego por turnos; en tanto, otras 3 mil hectáreas quedaron con nulos aportes hídricos.
Ante la difícil situación que enfrentaban los agricultores, y como método para hacer presión a las autoridades gubernamentales, los regantes decidieron tomarse la Ruta 5 Sur, en el acceso sur de la comuna de Bulnes, a eso de las 12:00 horas de ayer, donde unos 500 agricultores manifestaron su malestar.
Más tarde, cortaron el tránsito en dicho acceso en ambos sentidos, provocando una congestión vehicular que alcanzó varios metros, donde posteriormente Carabineros les solicitó que declinaran el corte de tránsito, a lo que accedieron pacíficamente.
Fernando Serrano, dirigente de la Junta de Vigilancia del Laja-Diguillín, manifestó que "esto es una ridiculez que da vergüenza decirlo, nos cortaron el agua porque no se hizo el decreto a tiempo, así que no nos vamos a mover hasta que nos den el agua, y haremos lo que sea necesario para que restablezcan el suministro".
Sin embargo, en vista de que las negociaciones llegaron a buen puerto, el agricultor afirmó que "desde mañana (hoy) haremos un plan para que regule el volumen del lago Laja. Un plan que sea coherente con el objetivo de regar, y que no se use el agua cuando no se riega, es algo tan sencillo y burdo como eso".
Tomás Larraín, agricultor de Bulnes dedicado a los cultivos tradicionales, destacó que "un día sin agua puede significar la pérdida total de la producción, y si logran el acuerdo, de aquí a que den el agua va a pasar un tiempo".
Por su parte, el agricultor Gerardo Carrasco, destacó que "en dos o tres días perderíamos años de trabajo, porque se va a afectar totalmente el desarrollo vegetativo de los cultivos. Si pierdo esto, estaría perdiendo como $20 millones de inversión".
Pablo Grau, quien también participó de las manifestaciones, comentó que "hace tres días que no puedo regar mis cultivos de avellano europeo, si se extiende más, perderé todo, tengo amigos que deberán vender sus animales porque no tienen cómo alimentarlos".
Gerardo Spoerer se sumó a los reclamos de los manifestantes. "Tengo cultivos que ya no necesitan agua para riego, como el trigo, pero tengo otros como el maíz, que le faltan 40 días críticos para la cosecha, y para la remolacha o la achicoria estoy mal, porque la cosecha es en abril. Esto es muy grave, pero sobre todo era algo evitable", manifestó.