Recordar, simplemente
El fin del paro tomó prácticamente por sorpresa a ambas agrupaciones de funcionarios de Chillán, quienes debieron apurarse a comunicar el acuerdo alcanzado con el gobierno.
Recordar es regresar a aquellos que nos sirvieron de ejemplo y que nos renuevan aquellos anhelos de crecimiento.
Los dedos de Carlos Buono se deslizan por las teclas de su brillante bandoneón. Y las notas de la melodía surgen espontáneas en mis oídos como un canto celeste que se incrusta en el corazón. Y cuando el violín de André Rieu comienza a seguirle con la línea temática de "Adios, Nonino", la música se incrusta en el corazón y surge convertida en lágrima por mis ojos. Astor Piazzola compuso ese lamento, que es una obra musical inmortalizada por muchos, cuando supo que se había ido su padre para siempre. Y le rindió ese homenaje.
Le escribió esa pieza como una carta de amor de un hijo agradecido. Y lo hizo con su genial forma de componer música, llegando a la eternidad por el camino de las rosas, de los rayos del sol, del vaivén de las olas, de arenas doradas y calientes. O sea, consiguió el objetivo de iluminar el descanso eterno de su padre y conmovernos a todos nosotros, los simples mortales con sentimientos.
Escribo esto porque me siento realmente conmovido con un video que me llegó por las nuevas tecnologías, en el cual el argentino de los dedos mágicos, Carlos Buono, junto al histriónico pero siempre genial músico André Rieu, elevan a la categoría de Gran Clásico el tema de Piazzola.
Y me llegó tan profundo que, en cuanto pude secar los lagrimones, me puse a escribir los sentimientos que se agolparon en un instante. Sentimientos que tienen que ver con el recuerdo, con la nostalgia, con la expresión de amor siempre presente que se anidan en nuestros pechos. Porque todos sentimos eso mismo. Porque todos sabemos recordar a quienes nos dieron la vida y nos enseñaron el camino del amor. No importa que se hayan ido.
Unos antes que otros, pero ya cumplido el ciclo de la vida, dejando huellas imborrables. Y vuelven a nosotros convertidos en suspiros, en ojos húmedos y en reiteración de promesas.
Es que resulta bueno recordar. Es regresar a aquellos que nos sirvieron de ejemplo y que nos renuevan aquellos anhelos de crecimiento, de progresos, de grandezas. Si los traemos con nosotros, aunque sea con el pensamiento, seremos capaces de mostrarles lo que hemos hecho de nuestras propias vidas, las familias que hemos sabido construir, los surcos que hemos ido abriendo en los campos vírgenes del acontecer cotidiano.
Recordando somos capaces de mostrarles a quienes nos dejaron que la semilla ha seguido germinando, que los pasos que se nos van acortando avanzan en la misma dirección y que no hemos perdido de vista los futuros soñados con ellos.
Por eso digo y afirmo que es bueno recordar, que es bueno el suspiro emocionado y que hace bien llorar con el sentimiento del violín y el bandoneón de un Piazzola que también supo llorar…pero él fue el genio que lo hizo sobre el pentagrama.