Este jueves 9 de enero se estrenará "El quinto poder", una esperada cinta biográfica sobre el australiano Julian Assange y cómo creó en 2006 el sitio web WikiLeaks, una plataforma en Internet que filtró desde 2010 al público global documentos diplomáticos secretos de Estados Unidos entregados a cinco importantes diarios: The New York Times, The Guardian, Der Spiegel, Le Monde y El País.
El ex hacker renegó del valor del filme, e incluso advirtió vía correo electrónico al actor inglés que lo encarna, el muy en boga Benedict Cumberbacht, que sería utilizado como una "pistola alquilada" para asesinar la verdad. "Creo que eres buena persona, pero creo que esta película no es una buena película. Está basada en un libro engañoso de alguien que quiere vengarse de mí y de mi organización", le escribió Assange desde la embajada de Ecuador en Londres, lugar donde permanece desde que en junio de 2012 solicitó asilo político.
La película está dirigida por Bill Condon, el mismo tras la popular saga "Crepúsculo" y está basada en el libro escrito por un par de periodistas británicos y en "Inside Wikileaks", libro que escribió Daniel Berg, ex socio de Assange.
Y aunque contó con el apoyo financiero de DreamWorks, el famoso estudio de Steven Spielberg, y se exhibió en más de 1.700 salas sólo en Estados Unidos, la recaudación fue poca: casi seis millones de dólares en las taquillas, es decir, un 21% de la inversión que se hizo en ella según la revista Forbes, misma publicación que la sitúa encabezando la lista de los mayores fracasos del año 2013.
Por su parte el director, frente a los temores de Assange, ha dicho que el filme no está contra WikiLeaks sino que más bien celebra su existencia y su inmenso potencial. Además, planteó que "El quinto poder" más que un documental, es una mirada desde múltiples puntos de vista sobre una historia que aún no concluye, un drama que por sobre todo explora los retos de la transparencia en la era de la información. Y quizás esta multiplicidad conspira a que algunos de los que ya la han visto la consideren una cinta saturada de datos, por momentos muy aburrida y enredada en sus más de dos horas de duración.
Para otros, la película sólo enfatiza y se preocupa de mostrar a Assange como un ser egocéntrico y megalómano, dejando en manos de Cumberbacht la personificación que en términos físicos, de voz y de gestos alcanza un buen nivel, tomando además como eje dramático el deterioro de la amistad entre Assange y su socio Daniel Berg.
Por de pronto, y frente al poco éxito que ha tenido este intento con Assange, las productoras de cine ya fijan sus ojos en la figura del estadounidense Edward Snowden y sus filtraciones sobre cómo el gobierno de su país espía a los ciudadanos mediante internet y teléfonos inteligentes.
Assange, de quien se sabe muy poco, nació en 1971 en Queensland, Australia, donde fue criado por su madre y su padre adoptivo, que era director teatral. Desde adolescente demostró talento para la informática y la programación, cultivando en los albores de Internet una carrera como avezado hacker. Intervino numerosos sitios web de empresas y gobiernos, incluyendo el hermético Pentágono. En esos días su chapa era Méndax, palabra latina que significa engañoso.
Una de las filtraciones más graves e importantes que ha dejado al descubierto WikiLeaks es la de un ataque aéreo a Bagdad en julio de 2007, los diarios de la guerra de Afganistán y los registros de la guerra en Iraq. Según Estados Unidos, estas filtraciones ponen en peligro la vida de muchas personas. Otras se relacionan con las matanzas en Kenya, reportes sobre basura tóxica arrojada en las playas de Costa de Marfil, manuales sobre la Cientología y los procedimientos en los campos de detención de Guantánamo. Por otro lado se crítica constantemente a WikiLeaks que nunca ha hecho públicas sus cuentas y financiamiento, así como el alto grado de autoritarismo que le imprime Assange.
Assange permanece confinado en la delegación diplomática de Ecuador en Londres luego que se enterara que Suecia estaba a punto de obtener su extradición por supuestos delitos sexuales -que él niega tajantemente- y considera que sólo son estrategias para facilitar que Estados Unidos pueda juzgarlo por divulgar miles de documentos diplomáticos confidenciales y comprometedores para diversos gobiernos. Actualmente, Assange recibe visitas en la embajada y desde allí emite mensajes de tanto en tanto.