Mabel González
Con la declaración de cinco testigos de contexto, que describieron ante el tribunal las diferentes perspectivas del temor provocado en la comunidad por lo atentados incendiarios, la Fiscalía concluyó ayer la presentación de pruebas contra el comunero mapuche Celestino Córdova por los dos ataques perpetrados en Vilcún, en uno de los cuales falleció el matrimonio Luchsinger-Mackay.
Entre los testigos estuvieron tres dirigentes gremiales, Gastón Caminondo, presidente de la Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco (SOFO); José Villagrán, dirigente del gremio de camioneros; y Emilio Taladriz, presidente de la Multigremial de La Araucanía.
Los tres dirigentes coincidieron, desde sus diferentes puntos de vista, en el temor profundo que enfrenta la comunidad ante eventuales ataques a sus casas. El primero en pasar al estrado fue José Villagrán. El líder gremial declaró que desde 2006 a la fecha, 94 camiones han sido destruidos en ataques incendiarios. "El problema no son los mapuches; son los terroristas", expresó el empresario consignado por SoyTemuco.cl, y añadió que "aquí los tres poderes del Estado han fallado", aludiendo a que los ataques se mantienen sin culpables ni detenidos.
Gastón Caminondo, en tanto, expresó que "el temor antes era que quemaran nuestras propiedades. Después del ataque a la familia Luchsinger, el temor es que acaben con nuestras vidas". Emilio Taladriz, vocero de la Multigremial de La Araucanía y quien también sufrió un atentado a su predio -el fundo Palermo, el 19 de julio de 2012-, también hizo hincapié en que hasta antes del ataque de Vilcún temían sólo por sus bienes. Ahora temen ser expuestos a asesinatos, dijo.En la jornada declaró, además, Alice Menzel, vecina de la familia Luchsinger. La mujer aseguró que tras el ataque al fundo Granja Lumahue en enero de 2013, sus hijas, presas del pánico, se mudaron a Temuco.
El fiscal regional de La Araucanía, Cristian Paredes, destacó que se espera que estas declaraciones, como elementos de convicción, sean ponderadas y valoradas por el tribunal con el fin de arribar a un veredicto condenatorio.
"Hoy (ayer) han declarado personas, respecto de cómo ha impactado en su vida personal, familiar, contorno social, y en general, actividades económicas de la región, este tipo de ataques", dijo Paredes. Ayer se desarrolló el octavo día de juicio oral contra Córdova, en cuyas audiencias la Fiscalía presentó testigos de contexto, entre agricultores y dirigentes gremiales, para dar cuenta ante el tribunal la sensación de temor que han ido provocando los ataques incendiarios en la zona.
El martes declararon ante los jueces dos de las víctimas del ataque incendiario al fundo Santa Isabel, Pío Seco y su esposa, María Isabel Fourcade. En la sesión, la mujer reconoció las ropas y los ojos de Celestino Córdova, asegurando que se trataba del mismo hombre que la noche del 22 de diciembre de 2012 lideró el ataque contra de su propiedad. Pío Seco declaró que la acción armada le significó ya no ser "un hombre libre. Me fueron a sembrar el pánico, el miedo y el terror a mi propiedad (...) me cagaron la vida. Ahora estoy hacinado en cuatro paredes. Hoy ninguna hija le da permiso a mis nietos para que vayan al predio. Y eso me lo como por culpa de nueve locos y un ideal que no existe", sentenció.
Al concluir la presentación de las evidencias de la Fiscalía (con las declaraciones de 26 testigos y 16 peritos), ahora la parte querellante -los abogados del matrimonio Luchsinger-Mackay y de los dueños del fundo Santa Isabel- deberá completar el mismo trámite. Lo mismo hará la defensa de Celestino Córdova. La fiscalía pide presidio perpetuo para el imputado por el delito de ataque incendiario terrorista.