"Imposible competir sin tecnología"
Agencias/P. De Vicenzi
El llamado "doping tecnológico" es un concepto introducido por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y consiste en obtener ventaja competitiva a través del equipamiento que aumenta el desempeño de los jugadores. Es el problema actual y creciente que se aparta de los clásicos conflictos con medicamentos y esteroides. También plantea un desafío en el perfeccionamiento de los atletas, quienes deben alcanzar sus metas de la manera más justa y limpia posible.
Durante la última década, el mercado del deporte ha comenzado a ofrecer innovaciones en el vestuario y los implementos deportivos. Tanto profesionales como amateurs gozan de materiales adaptados para necesidades específicas, según la disciplina a practicar.
Pero existe un debate entre el avance tecnológico, que entrega comodidad al deportista, y la competencia desleal que puede generar un equipamiento con características especiales.
Durante los juegos Beijing 2008, el 98% de los triunfos en natación obtenidos por atletas que utilizaron el LZR Racer de Speedo, un traje especial recubierto con nanopartículas hidrofóbicas que repelen el agua, atrapan el aire y otorgan mayor rapidez en el desplazamiento. Entre los competidores con este vestuario especial se encontraba el estadounidense Michael Phelps, quien obtuvo ocho medallas de oro en la cita olímpica y batió récords olímpicos y mundiales. A tal punto llegó la polémica que el traje fue prohibido durante los juegos olímpicos de invierno 2010 realizados en Vancouver.
Durante el evento olímpico que se realiza esta temporada en la ciudad rusa de Sochi, surgió una polémica por el traje Mach 39, creado para los patinadores de velocidad sobre hielo de Estados Unidos. La indumentaria fue fabricada por la empresa Under Armour en conjunto con ingenieros aeroespaciales de Lockheed Martin, y es considerada por sus creadores como "el traje más rápido jamás realizado".
Los ingenieros del Mach 39 realizaron capturas de movimiento para rastrear a los patinadores y luego reprodujeron los datos sobre maniquíes de fibra de vidrio simulando las posturas de los corredores. Los científicos realizaron diversas pruebas en un túnel de viento para medir el flujo del aire y así obtener un diseño aerodinámico de calidad. Con este método se logró un vestuario que, además de batir marcas, se amolda al cuerpo, regula la temperatura y reduce la fricción en un 65% en muslos y axilas.
Las nuevas tecnologías también están presentes en implementos como patines, esquíes y trineos. También en el caso estadounidense se encuentra el trineo diseñado por BMW y el ingeniero Michael Scully. La fábrica alemana de autos hizo un acuerdo con la Federación de Bobsled y Skeleton de Estados Unidos para el diseño y fabricación de nuevos trineos de alto rendimiento. El vehículo fue modificado para disminuir su peso y su centro de gravedad, con materiales ligeros como carbono y láminas de plomo para aumentar la velocidad. También emplea una pintura especial llamada AERO, más liviana y de única aplicación a diferencia del aerosol común, que requiere más capas.
La nanotecnología también está presente en los implementos de esquí, hechos con nanotubos de fibra de carbono que amortiguan la vibración que causan los baches en el camino y, a la vez, aumentan la velocidad del deportista.
A pesar de las restricciones impuestas por las autoridades olímpicas, que regulan las medidas y materiales de los implementos deportivos, los ingenieros realizan cálculos precisos para mantenerse dentro de los estándares obligatorios y de este modo consiguen el rendimiento deseado.
"No hay manera de llegar a los Juegos Olímpicos sin tecnología", sostiene Kim Blair, experto en aeronáutica y vicepresidente de la firma Cooper Perkins. Con sede en Boston, su empresa trabajó con ciclistas y esquiadores olímpicos. "Con el fin de ser competitivos hay que tener talento en la ingeniería superior", agrega.