Falta de agua
La situación pluviométrica ha cambiado muchísimo en las últimas décadas y es el hombre el que debe prepararse.
Las aguas caídas en las últimas semanas, y los vaticinios optimistas ante la posible presencia de "El Niño", que marcaría las condiciones climáticas del año 2014, provocando fuertes lluvias, trae algo de optimismo en los campos de nuestra Región del Bío Bío, presos como todos los años de una fuerte sequía. Sin embargo, la dura realidad indica que lo anterior no será suficiente para terminar con tal situación. En efecto, el director ejecutivo del Centro de Información de Recursos Naturales estima que no hay indicios suficientes como para asegurar que "El Niño" estará presente en nuestra geografía marítima y, más aún, se necesitarían tres años consecutivos de este fenómeno para conseguir el objetivo de derrotar a esta falta ya habitual de lluvias. La temperatura marina ha crecido en un grado y es ello lo que hace pensar en un buen augurio, pero en el fondo no es posible confiar en estas variables para solucionar el problema que pende sobre los rendimientos agrícolas. La situación pluviométrica ha cambiado muchísimo en las últimas décadas y es el hombre el que debe prepararse para enfrentar la falta de precipitaciones con obras de arte que permitan capturar y retener las aguas del otoño-invierno-primavera para ser utilizadas en la época estival. Hoy escuchamos cada vez con más frecuencia la frase "que el agua no termine en el mar sin provecho para nadie". Sin embargo, muy poco se ha hecho -salvo anuncios- para que ese líquido quede a disposición de los agricultores, en especial los pequeños y medianos que no tienen espaldas financieras como para soportar años de malas cosechas, baja producción lechera o menos kilos de carne en sus animales. El nuevo ministro de Agricultura, Carlos Furche, ha dicho que se necesita inversión pública y privada, y ello es innegable; agregando que en el futuro habrá incluso menos disponibilidad de agua, razón más que suficiente para apurar el tranco y financiar los más diversos sistemas de acumulación de precipitaciones que recorren los territorios sureños en gran cantidad para perderse en el Océano Pacífico.