En silencio, la selección de España viajó a Curitiba para preparar su último duelo
respaldo. Sergio Ramos se transformó en el primer jugador en salir a defender la permanencia de Del Bosque.
La selección española llegó ayer a Curitiba, su cuartel general durante el Mundial de Brasil, rodeada de silencio tras su eliminación en la fase de grupos a manos de Chile.
El equipo de Vicente del Bosque voló desde Río de Janeiro, donde el miércoles perdió 2-0 con la Roja, y sobre la pista de aterrizaje del aeropuerto de Curitiba abordó un bus que lo trasladó al centro de entrenamiento de Cajú.
Un solo aficionado con la camiseta de la selección saludó la llegada del vehículo a la residencia de los futbolistas, que arribaron con gestos serios y las miradas puestas en el suelo.
La selección española, campeona del mundo hace cuatro años en Sudáfrica, prepara el partido del lunes ante Australia, un choque intrascendente porque ambas selecciones fueron las primeras en quedar fuera del Mundial.
Uno de los referentes del plantel español, Sergio Ramos, fue el primero en salir en defensa de técnico Vicente del Bosque.
'Nosotros, los jugadores, no tenemos ni voz no voto, pero si Vicente quiere seguir al mando de la selección tiene todo nuestro respeto. Con él al mando hemos vivido años magníficos. Es un gran entrenador y se merece respeto', manifestó.
'Con Vicente hemos vivido momentos muy buenos e inolvidables. A mi es un entrenador que me gusta como persona y como técnico. Sería una alegría que siguiese', sentenció Ramos.
El técnico firmó en noviembre la renovación de su contrato hasta la Eurocopa 2016. Pero entonces avisó que 'si al final del Mundial no nos sentimos cómodos y supone un trastorno para la Federación, no será un problema difícil de resolver'.
Del Bosque deberá convivir con el análisis cada vez más insistente de la prensa sobre posibles sucesores, con nombres como Rafa Benítez, Joaquín Caparrós, Juande Ramos o Eusebio Sacristán.