Fue inesperado. Es que Pamela Jiles es así: como un gato que de repente salta sobre los hombros y no hay cómo sacárselo de encima. Bueno, al menos eso debe pensar la elite. Porque la calle, los 'sin monea', 'losotros', la ven como una versión femenina de Robin Hood. Ahí estaba ella, en 'Mentiras Verdaderas' de La Red. Llegó de civil, con un vestido negro que recordaba a una holandesa y a Heidi.

Sí, se sacó el uniforme. No hubo pizarrón. Fiel a su promesa de que no volverá a hacer Chile a Prueba de Jiles, no repitió nada que hiciera recordar esa emblemática sección. Salvo el chanchito, que según ella siempre fue chanchita. 'Conoció a otra chanchita y en este tiempo se reprodujeron y fueron madres. Tuvieron tres hijos', contó.

'Me gustaría verlos crecer', comentó Jean Phillipe demostrando todo lo que extraña a la abuela.

Pero más allá de estas locuras y de bailar samba en honor al Mundial, la Pam llevaba algunas molotov para tirar. Contestataria, defendió a los compatriotas que quisieron entrar por la fuerza al Maracaná. 'Esas personas dieron todo por Chile. ¿No tienen derecho a ver de cerca el partido? La institucionalidad de la FIFA importa un bledo... Jamás yo cometería esa irresponsabilidad de hacer un llamado a romper la institucionalidad de la FIFA por las pantallas de La Red', afirmó en medio de la discreta risa de ojitos de piscina.

La abuela no quiso dejar pasar esta oportunidad -como ninguna otra- para hacer afirmaciones revolucionarias. 'La gente ya no va a dejar los espacios que siente como propios. Ya no se van a dejar avasallar tan fácilmente. Y se van a apoderar de los triunfos. Estamos frente a un descontento enorme y la gente no quiere que le sigan metiendo el pilín en el ojo', indicó.