Chillanejos vibraron en conversatorio con Humberto Maturana
acto. Premio nacional de ciencias está de visita en Chillán.
Con un entusiasta aplauso, recibieron a Humberto Maturana, las más de 150 personas presentes en la primera sala del Teatro de Chillán, cuando vieron cruzar la puerta al reconocido científico, pasadas las 19 horas del día viernes.
Había expectación en el ambiente; de hecho, todas las invitaciones que dispuso la Biblioteca municipal de Chillán, que organizó el evento, se acabaron el mismo día en que se empezaron a entregar.
Con 86 años actualmente, Maturana dio muestras de su buena salud, además de una notable lucidez, que le permitió entrar y y pararse frente al público, observar un par de segundos y sin entrar en preámbulos, preguntó '¿a quién aplauden?'.
A partir de ahí inició su charla: 'Ustedes han aplaudido sus expectativas. Y las expectativas nunca se cumplen. Ni las propias ni las ajenas, así que las expectativas que ustedes tienen no se van a cumplir y las mías tampoco. Ustedes han aplaudido una imagen, y uno nunca satisface las imágenes. Es como las fachadas de las casas. Todos sabemos que adentro de las fachadas hay una cosa pero completamente distinta', explicó al público.
El reconocido biólogo y Premio Nacional de Ciencias 1994, abarcó una amplia variedad de fenómenos sociales, como también aristas metafísicas.
'Somos seres emocionales, no racionales', planteó Maturana, afirmando que la razón es una herramienta que utiliza el ser humano para justificar o negar las emociones. Respecto a la reflexión, ejemplificó. 'Existen dos tipos de preguntas para hacer una afirmación: ¿qué razones tengo? y ¿qué motivos tengo?. Cuando uno pregunta por las razones, está diciendo qué constructo lógico ha hecho uno para decir lo que dice, pero cuando uno pregunta por los motivos, uno pregunta por las emociones, qué deseos o qué propósitos se persiguen'.
Según Maturana, la clave para armonizar nuestra convivencia, es necesaria la reflexión, en el marco del respeto mutuo 'porque cuando no nos cuestionamos nuestras ideas, es cuando nos enojamos y se producen las guerras'.
Lo anterior, sirvió como modo de crítica al modo en el que vivimos, que el biólogo caracterizó como 'sistema patriarcal', o 'cultura de la competencia', en desmedro de la colaboración.
'Cotidianamente, a los niños se les enseña que el que corre más rápido es el mejor', ejemplificó Maturana, quien señaló además, que en Chile se da con frecuencia con el hecho de que 'uno no hace bien las cosas porque quiere, sino para hacerlas mejor que el otro'.
'Todos somos inteligentes, pero en la actualidad, el régimen competitivo no entrega las garantías para que todos tengan la misma oportunidad'. En ese sentido el intelectual, aseguró, que los ideales de los estudiantes que exigen educación de calidad, 'hoy en día se encuentran en el dilema de lo que el sistema les pide, que es competir en el mundo laboral y profesional, mientras que por otra parte, está el impulso de su empatía social, que los lleva a desear cambiar un orden político y cultural, que hoy genera desigualdades'.
La charla, tal como se propuso desde un comienzo, se convirtió en un conversatorio amplio. En términos coloquiales, Maturana explicó parte de su campo de estudio, que son los seres vivos y las relaciones interpersonales.
A lo largo de la presentación, dos veces sonó su celular. Un ringtone polifónico de un viejo celular. No dudó en contestar. La primera vez, conversó un minuto. En el segundo llamado, caminó detrás del estrado, y tras un breve diálogo, volvió al podio. 'Lo siento, me tengo que ir. Muchas gracias'. Volvieron los aplausos y se retiró rápidamente. Cuando se le preguntó ¿cumplimos sus expectativas?, respondió 'no tenía expectativas, sólo me encontré en un lugar agradable y encantador'.