Ataques contra la seguridad privada
La audacia de los delincuentes no parece tener límite. En el último año, la provincia de Ñuble ha visto cómo han vuelto a proliferar los atentados contra los dispensadores de dinero, preferentemente en comunas, a través de métodos cada vez más arriesgados y planificados.
Uno de los últimos hechos del que se tenga recuerdo ocurrió en Ñipas, el pasado 24 de octubre, donde muy próximo a un cuartel de Carabineros sujetos sustrajeron el dinero de un cajero automático luego de arrancarlo de su base con un automóvil robado. Instantáneamente, otro grupo cortaba el tránsito con miguelitos y cables de acero instalados estratégicamente para frenar la reacción de la policía.
Tal grado de planificación da cuenta del accionar de grupos especializados en este tipo de hechos que a menudo van alertando a la ciudadanía.
Lo preocupante es la existencia de grupos armados que no tiemblan para atacar a camiones blindados, con vigilantes armados, para hacerse de un cuantioso botín. Este tipo de hechos delictivos han tenido su foco principalmente en la Región Metropolitana, sin embargo, como bien lo saben los policías, la delincuencia es un fenómeno móvil y es de esperar que se traslade a regiones, una vez que las empresas de seguridad vayan cumpliendo protocolos cada vez más estrictos para el traslado de valores.
Lo anterior no debe ser motivo de alarma, pero sí de preocupación ante estos fenómenos que ya estamos viendo de manera frecuente en nuestro país. Hasta ahora, en Ñuble crea conmoción los alunizajes, el robo en tiendas comerciales, los ataques a cajeros y los asaltos de los cuales son víctimas trabajadores de las estaciones de servicio, tal como ha ocurrido tres veces durante 2014 en la estación de calle Cocharcas esquina Avenida Brasil.
Cabe inmediatamente la pregunta: ¿cómo enfrentarlo? El último caso de un robo frustrado a un cajero ocurrió en Pemuco. El hecho fue evitado gracias a dos factores clave. El primero: la empresa había adoptado las medidas de seguridad que exige el gobierno para la disposición de este tipo de máquinas dispensadoras. La segunda, y quizás más importante que cualquier medida de seguridad, es la alerta ciudadana oportuna. En la medida que la comunidad sea responsable y dé aviso oportuno de cualquier tipo de hecho sospechoso a Carabineros o la PDI se logrará evitar el avance de la delincuencia. Ese compromiso es vital en una sociedad como la ñublensina, donde aún la gente se conoce y puede armar redes para protegerse y apoyarse mutuamente.