Podemos señalar con absoluta seguridad, que si una persona no tiene alternativas de elección, se deberá someter a la única posibilidad que se presenta. La afirmación anterior se aplica en cualquier área de nuestra vida cotidiana, sometiéndonos por tanto a la voluntad o no, al criterio o descriterio, a la racionalidad o irracionalidad de quien cuenta con la única oferta para muchas personas que demandan una determinada necesidad.

A objeto de evitar lo señalado anteriormente, siempre resultará del todo conveniente contar con muchas y variadas alternativas de elección; a su vez, el demandante, al tener más de una oferta, podrá hacer su elección tomando en consideración diversos atributos y factores.

El área de la Educación no está ajeno a esto, y por tanto cada institución realizará los mejores esfuerzos para distinguirse de sus pares. De acuerdo a lo anterior, una de las primeras gestiones a realizar es contar con una autonomía institucional, proceso que se deberá someter a un prolongado periodo de revisión de parte del Consejo Nacional de Educación, donde dicha Entidad validará entre otras cosas planes y programas de estudios, infraestructura y una solvencia económica que garantice la continuidad del proyecto académico. Este proceso puede llegar a durar 10 años, aprobada esta instancia las instituciones pueden tomar decisiones en torno a conformar su oferta académica, entregar títulos, diseñar planes de investigación y extensión.

De acuerdo a lo anterior vemos con mucho agrado la creación de 15 CFT regionales, centros que serán una alternativa para muchos jóvenes del país interesados en una formación técnica, pero no puedo estar de acuerdo en que a estos nuevos centros se les conceda una autonomía sin pasar por el proceso de licenciamiento que exige la Ley.

Es lo mismo que un equipo de tercera división por secretaría lo asciendan a primera división. Admito que el ejemplo puede ser poco afortunado, pero volvemos al gran problema que es acreditar la Calidad de la Educación de nuestro país. El hecho que estos nuevos centros dependan de una Universidad Regional no garantiza calidad, por cuanto los objetivos de enseñanza entre uno y otro son absolutamente diferentes.

José Luis Franco Montaña

Pareciera ser que en las zonas rurales de la provincia de Ñuble, el concepto de calidad de la educación dista mucho del que tienen las grandes urbes, donde la educación particular subvencionada goza de una infraestructura moderna, bien mantenida, muy lejos del sacrificio que significa el formar alumnos en las comunas más alejadas de la capital provincial.

Calidad de la educación es una frase que se viene escuchando desde la llamada "Revolución Pingüina del año 2011", gestada a raíz de demandas de los estudiantes secundarios que venían sendos problemas de infraestructura en sus establecimientos a raíz de los escasos recursos que se destinaban en particular en la educación municipal, tanto para reparaciones o materiales de estudio. Hoy, a 3 años ya de ese fenómeno, se observa en algunas comunas que la precariedad de sus escuelas sigue siendo la tónica y la preocupación permanente de alumnos, profesores y apoderados.

La Dirección Provincial de Educación de Ñuble conoció en la última semana el caso extremo de la escuela Los Médanos, de la comuna de Cobquecura, emplazada en el límite entre la octava y la séptima región. El recinto educativo no cuenta con las condiciones mínimas para cumplir con el rol de la enseñanza y por años las autoridades comunales parecen haber hecho oídos sordos al problema. La escuela recibe un número reducido de alumnos y una profesora que con ejemplar sacrificio personal se compromete con la educación de pequeños vulnerables de zonas rurales donde ni siquiera cuentan con luz eléctrica. Con una vocación incuestionable consigue ella misma materiales para reparar los innumerables problemas de la alicaída estructura escolar.

Cada día recorre polvorientos caminos en busca de sus alumnos, a quienes recibe con escasas comodidades, y lo ha hecho por cerca de 30 años con el único afán de asegurar un buen futuro a generaciones de niños que cursan de 1° ca 6° básico.

Es aquí donde la deficiencia educativa del actual modelo se hace más patente y donde la palabra "calidad de educación" no significa otra cosa que el compromiso de una educadora con vocación por entregarse por entero a sus alumnos, sacrificando familia y tiempo personal.

En definitiva, la calidad se evidencia al interior del aula, donde debemos hallar a alumnos comprometidos y entusiastas con su proceso de aprendizaje y a profesores conscientes de la inmensa responsabilidad que implica formar a las nuevas generaciones. La calidad la debemos constatar día a día en establecimientos que otorguen una formación integral e inclusiva, y con un compromiso de gobierno por mejorar las condiciones para todos los niños de manera equitativa, ya sea que vivan en una gran urbe o en el más recóndito rincón de nuestra patria.