Durante el 2014 varias han sido las discusiones, opiniones, análisis y frases en torno a la educación, particularmente referente a lucro, selección y copago. Pero sin lugar a dudas fue el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, quien dejó entrever no sólo la realidad del sistema, sino el contexto sociocultural de nuestro país resumido tanto en "idiotas" como "patines".
En el caso de la primera afirmación, que además se realizó en el contexto de un encuentro de jóvenes del PPD, Eyzaguirre afirmó: "Fui a un colegio cuico. Fui al Verbo Divino, y les puedo decir que muchos alumnos de mi clase eran completamente idiotas; hoy día son gerentes de empresa. Lógico, si tenían redes. En esta sociedad no hay meritocracia de ninguna especie". Lo anterior, que le acarreo una serie de críticas y cuestionamientos varios, no deja de ser la cruda verdad y realidad de nuestro país.
Seamos honestos, para muchos la meritocracia sustenta sus bases en la educación, esa que nos permite ser profesionales para insertarnos en el campo laboral. Una cuestión loable pero tristemente condicionada por una mixtura entre clasismo y segregación. Sin ir más lejos, y sobre este último punto, la OCDE el año 2011 calificó a Chile como el país con mayor segregación socio-económica escolar.
Sobre el mismo tema el año 2013, en un informe realizado por Espacio Público, se estableció que Chile tiene uno de los sistemas escolares más segregados del mundo y donde las escuelas parecieran ser más bien clubes sociales o "de iguales". Es decir, y más allá de acceder o no a una buena educación, el capital social configura una suerte de firewall que garantiza la reproducción y mantención de las elites imposibilitando la movilidad social a través de espacios que favorezcan la inclusión de otros actores que, aun teniendo las competencias, conocimientos y habilidades, terminan siendo marginados del sistema porque no son parte del establishment social.
Sobre este último punto podríamos considerar que nuestra sociedad sigue ostentando un alto grado de clasismo, donde el "dime cuánto tienes, dónde vives, en qué lugar estudiaste, cuál es tu apellido, quiénes son tus padres, con quién te casaste, etc." parecieran ser diálogos extraídos de una novela de Balzac, pero no: es Chile en el siglo XXI. En este sentido, y si nos remitimos a la investigación "La voz de los niños.
Rodrigo Durán Guzmán