Chillán más seguro
Escuchaba con atención las informaciones que nos entregaba un Capitán de Carabineros relacionadas con las actuaciones realizadas en el centro de nuestra ciudad, en el último tiempo. Señaló que habían realizado más detenciones y denunciado más infracciones en un porcentaje importante, quitando de la calle a delincuentes, rateros y vendedores ilegales.
Luego habló un Comisario de la PDI en términos parecidos. Desarticuladas bandas que asolaban el comercio del centro de la ciudad y del microtráfico, descubiertos importantes cultivos prohibidos y prófugos nuevamente capturados.
Los inspectores municipales también daban información similar con respecto al comercio ilegal y a quienes practicaban actividades prohibidas por las ordenanzas municipales. Incluso, se relacionaba con esto mismo el cambio de los sistemas de iluminación, con calles más diáfanas por las noches.
Todos son datos relacionados con el combate al delito, a la inseguridad ciudadana. Perfeccionamiento de los sistemas policiales, aplicación de nuevas técnicas investigativas, modernidad en la infraestructura pública. Por esto, las estadísticas arrojan resultados más positivos en cuanto a la detección y al combate de tales prácticas delictivas.
De la parte relacionada con lo judicial, no me voy a pronunciar. Todos tenemos una opinión respecto de lo que pasa. Basta con recordar una frase que utilizaron muchos políticos relacionada con la "puerta giratoria". Todavía persiste y por ahí está el "palito en la rueda" que nos impide avanzar con mayor fuerza.
Lo que poco se comenta es que muchos de los éxitos policiales se basan en otros aspectos, más sociales, que vivimos en la actualidad. Como por ejemplo, la pérdida del miedo del resto de la población ante el delito. Los vecinos ya no se restan a la denuncia, a aportar datos sobre delincuentes y a alertar a la policía. En algunos casos, son las nuevas tecnologías las utilizadas; en otros, las policías han abierto líneas telefónicas -o atención personal-, para que los ciudadanos formulen sus denuncias. Y se garantiza el anonimato. Son serias, contundentes y efectivas, que permiten esclarecer delitos, atrapar delincuentes o, simplemente, prevenir.
Es bueno que la sociedad reaccione con energía y que se preserve la identidad de quienes colaboren en la lucha cotidiana. Eso va en la dirección correcta de construcción de una sociedad más sana, más solidaria y más decente.
Entre todos podemos y debemos construir la sociedad que soñamos, con la vista larga de legar ciudades tranquilas, diáfanas y con mejor calidad de vida.
Miguel Ángel San Martín,