La biodiversidad, término que se refiere a la variabilidad de la vida en todas sus manifestaciones y complejidades, es un concepto nuevo en relación a la historia de la humanidad. Chile destaca entre otros países por la escasa inversión que realiza en su preservación, restauración y compensación, a pesar de poseer una economía que depende directamente de la explotación de recursos naturales y que se sustenta sobre los servicios que prestan los ecosistemas nativos, marinos y terrestres. Una revisión de los proyectos que han pasado por el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental -que opera hace más de 15 años-, deja ver que las compensaciones de las industrias por el impacto de su actividad en el medio biótico se han realizado, pero no de la forma adecuada. En este contexto surgió la Guía para la Compensación de la Biodiversidad, elaborada por el Ministerio de Medio Ambiente y el Servicio de Evaluación Ambiental, en base a una consultoría ejecutada por WCS Chile, que constituye una propuesta firme para redireccionar la gestión de biodiversidad en línea con el mundo global, evitando, minimizando y compensando el impacto sobre la misma, que constituye el capital natural de Chile, que constituye la base de nuestra economía, y sobre el cual se ha forjado nuestro patrimonio cultural. Como obstáculos iniciales, podemos identificar el poco entendimiento del concepto de biodiversidad y del potencial asociado a la buena gestión de los recursos naturales; por otro lado, estas iniciativas involucran a los diversos actores de la sociedad y geografía, por lo que el diálogo y compromiso de todas las partes es necesario. Desde el punto de vista de las empresas, Chile está muy por detrás de otras naciones que pretende emular, ya que este tipo de iniciativas se perciben aún como un freno a la economía, en vez de como una oportunidad para prevenir la erosión del entorno y del capital natural, a la par que se reconstruyen las confianzas con la comunidad. Desde el mundo público y privado, esperamos que se trabaje en pilotos que sirvan como plataformas de aprendizaje, para instar al desarrollo de capacidades en pro de la biodiversidad y la aplicación de iniciativas como esta guía.
Bárbara Saavedra