Especies invasoras amenazan el ecosistema de la antártica
polo sur. El ingreso de plantas e insectos externos al continente blanco pone en peligro su flora y fauna nativa.
Desde que científicos, militares y turistas comenzaron a llegar a la Antártica, ha crecido progresivamente el peligro de que con ellos ingresen especies foráneas al continente, las que pueden poner en peligro el ecosistema del Polo Sur. Y la comunidad científica aún no ha logrado llegar a una solución a ese problema.
El impacto de estas especies foráneas en la flora y fauna del continente blanco, es uno de los objetivos del estudio que realizan los científicos que han participado estas últimas semanas en la 51 Expedición Antártica Chilena, organizada por el Instituto Antártico Chileno (INACH).
Los investigadores han constatado que insectos y plantas invasoras han ganado terreno en los últimos años a las especies autóctonas y, en algunos casos, incluso las han eliminado de su hábitat natural.
"La Antártida es un sistema muy frágil. Está aislado y tiene unas condiciones climáticas adversas que permiten que sea más o menos prístino, pero este aislamiento se ha ido rompiendo con la llegada del turismo y el cambio climático", explicó a Efe el biólogo Marco Molina, del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA).
Plantas y bichos
Y hay una especie en particular que concentra la atención de este científico. Se trata de la , una pequeña planta de color verde presente en zonas urbanas del hemisferio norte y que ahora crece a sus anchas en algunos sectores de las islas Shetland del Sur, la parte más septentrional de la Antártida.
Y el problema de eso es que esta especie tiene la capacidad de desplazar a las plantas y hierbas autóctonas, lo que hace peligrar a una parte del ecosistema antártico.
Además, está en ventaja respecto de las otras especies, porque es extremadamente competitiva y se adapta mejor que el resto a los cambios provocados por el cambio climático en la península antártica, con temperaturas más altas, mayor cantidad de agua y nutrientes.
Y la razón de que hayan llegado especies foráneas a la Antártica tiene un responsable: el ser humano.
"La presencia de esta planta invasora se relaciona muy bien con puntos de visita de turistas. También hay efecto de los operadores logísticos y de los mismos científicos que hay en las bases", afirmó Molina.
¿Pero cómo podrían entrar especies de plantas a la Antártica? Es una de las preguntas que cabe hacerse. Y la respuesta es que las semillas de las plantas ingresan por ejemplo, incrustadas en los zapatos de las personas, en el velcro de chaquetas y parkas o en las ruedas de las grúas utilizadas para mover carga en las bases militares y científicas.
El ecólogo británico Peter Convey, del British Antarctic Survey, lleva años investigando el tema, concretamente especies de insectos que han aparecido en el territorio antártico.
Él explica que en la zona hay más de 200 especies foráneas, de las que casi un tercio son insectos que se concentran principalmente en las islas de los mares que rodean el continente.
Convey dice que esas especies "tienen un impacto muy significativo en los ecosistemas" y que con el tiempo pueden "cambiar completamente el funcionamiento de la cadena alimenticia".
El experto explica que el ambiente original de esta especie es aún más hostil que el de la Antártica, lo que le ha permitido adaptarse con éxito.
Y aunque no son predadoras, suponen una competencia directa para los mosquitos y moscas autóctonas, vitales en el ecosistema para eliminar la materia orgánica.
La solución podría ser eliminar las especies foráneas. Pero mientras unos piensan que hay que establecer un protocolo para erradicarlas, otros dicen que hay que estudiar su impacto. El otro problema es que eliminar las plantas se contradice con el Tratado Antártico de 1959 -del cual Chile es "parte consultiva"-, que establece la utilización de la Antártida sólo con fines pacíficos. El Tratado Antártico veta el ingreso de plantas no nativas, pero no establece un protocolo respecto de qué hacer con las ya entraron.
200
especies foráneas ya han ingresado a la Antártica haciendo peligrar a la flora y fauna nativa del continente blanco.
La 51
expedición antártica de Chile fue organizada por el Instituto Antártico Chileno (INACHI) y estudia el impacto del fenómeno.