Uno de los próximos desafíos tecnológicos para nuestro país es el apagón analógico para dar paso a la era de la Televisión Digital Terrestre (TVD) en 2019. Los canales de televisión y el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) se están preparando para entregar una transmisión gratuita en alta definición, mejor sonido y una mayor programación.

Desde hace cinco meses el CNTV ya está trabajando en este cambio, y es así como el año pasado impulsó una nueva normativa de programación cultural que indica, entre otros aspectos, que se deben emitir cuatro horas de espacios que 'refieran a los valores que emanan desde las identidades multiculturales existentes en el país, así como los relativos a la formación cívica de las personas, los destinados a fortalecimientos de las identidades nacionales, regionales o locales', y de las cuales dos de ellas deben emitirse en horarios de alta audiencia (18.30 a 0.00 horas), de lunes a viernes, y las restantes se pueden repartir entre sábado y domingo, de 9 a 0.00 horas.

El cambio -que significó una reprogramación de las parrillas de las señales- es evaluado positivamente por el presidente del Consejo, Óscar Reyes, quien asegura que 'todos los canales han cumplido y han incumplido en detalles'.

Sin embargo, ahora van por más. Ayer, el presidente del organismo presentó ante los otros consejeros una propuesta para modificar la normativa, cuyo propósito es que los programas culturales que se exhiben sábado y domingo en horario de alta audiencia también sean considerados dentro de las dos horas exigidas para el prime, ya que actualmente están dentro del segmento normal.

Otro desafío que tiene el CNTV, en relación al cumplimiento de la ley de TVD, es el de asegurar el pluralismo del contenido de la televisión abierta. Reyes explica que, según las encuestas realizadas, el concepto significa 'democracia y participación'. Sin embargo, advierte que la normativa 'indica que tenemos preocuparnos de los pueblos originarios, las minorías sexuales, política y religión'. Por ello, se han desarrollado de seminarios sobre pluralismo, y el próximo 9 y 10 de abril, en Temuco, realizarán un debate sobre el tema de los pueblos originarios.

En relación a estos contenidos y al rol del Consejo, el presidente del CNTV asegura que la idea no es 'colocar una norma que diga dos minutos para la UDI o la DC', ya que esto significaría estar 'contra los canales'. 'Voy a luchar para que ellos tengan libertad para hacer lo que a ellos se les antoje y les plazca, porque además queremos que esos contenidos ayuden a que la democracia sea mucho más fuerte y participativa', manifiesta.

Aunque se habla de que en 2019 la era analógica quedará atrás, eso 'va depender de los propios canales', dice Óscar Reyes, ya que tiene que ver con la capacidad económica para implementar los cambios tecnológicos que propone la ley de TVD y el próximo plan de Radiodifusión Televisiva, el cual establecerá los parámetros técnicos de planificación y control de dicho servicio. Este plan también le informará al Consejo de Televisión si los canales transmitirán en alta definición o sistema estándar.

La nueva norma digital implicará la existencia de 30 frecuencias, del número 21 al 51 de canales de aire. Actualmente siete canales nacionales ya tienen asegurada su frecuencia; y en caso de requerir una segunda, podrán optar de entre las 23 disponibles, aunque no están obligados a ello.

Las frecuencias que no sean utilizadas pueden ser licitadas, siendo canales regionales, comunitarios y locales los que tendrán preferencia pues deben asegurar el 40% del espectro para las señales emergentes. Para ello, cada una de estas televisoras deberá realizar un análisis económico para ver si tiene la capacidad de mantener un canal al aire, aunque desde el próximo año contarán con ayuda ya que la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) poseerá un fondo de 10 millones de dólares para apoyar la instalación de antenas y repetidoras.

Mediante a una presentación técnica a la Subtel, un canal puede solicitar una frecuencia. Luego de ese proceso, el CNTV puede intervenir en relación al contenido y ayudar económicamente a los programas de fomento que cada uno presente, a través de la entrega de fondos concursables.

Si los canales cumplen con los requerimientos técnicos, las actuales señales se apagarán para dar paso definitivamente a esta nueva tecnología, algo similar a lo que sucedió cuando la televisión en blanco y negro pasó al color.

'Voy a luchar para que ellos (los canales) tengan libertad para hacer lo que a ellos se les antoje y les plazca'

Más balas, más explosiones, más peleas y, obviamente, más autos se pueden ver en la séptima entrega de 'Rápidos y furiosos'.

La última película de la franquicia posiblemente se convierta en la que registre mayores índices de audiencia, debido a la muerte de Paul Walker en pleno periodo de rodaje.

La pregunta que surgió tras el lamentable deceso del actor estadounidense fue cómo sacar adelante una producción tan popular como esta sin uno de sus protagonistas. La solución a la que apostó el director James Wan fue la utilización de técnicas digitales.

Y logró los mejores resultados que se podrían esperar. Se puede decir, con seguridad, que si la audiencia no supiera que el actor que interpretó Brian está muerto, no se daría cuenta de ello al ver el filme.

Las docenas de escenas de acción que dan forma a 'Rápidos y furiosos 7' no dejaron de lado en ningún momento al personaje de Walker.

Sin duda eso se logró gracias al alto presupuesto de la cinta (aproximadamente 250 millones de dólares) y, además, a que en esta franquicia la historia pasa a segundo plano y lo importante es simplemente ver mucho despliegue y parafernalia en pantalla.

En esta oportunidad el grupo conformado por Vin Diesel, Michelle Rodríguez, Dwayne Johnson, Ludacris y Tyrese Gibson se enfrenta a un mercenario en busca de venganza, interpretado por el emblema de la acción británica: Jason Statham. Aunque ya no esté Walker, esta séptima película de la saga deja la puerta más que abierta a una octava, con un emotivo cierre dedicado al actor que murió en su ley: manejando a toda velocidad.