amor a las plantas, la naturaleza y el reciclaje motivan a chillaneja
emprendedora. Alejandra Mora cuenta sobre su pasión por las plantas, el apoyo de su familia y la satisfacción que le produce ser una mujer independiente.
"Siempre me gustaron las plantas y comencé a comprar silvestres, de jardín y ornamentales". Así de simple son los orígenes de Alejandra Mora Fernández, contadora, casada y madre de dos adolescentes de 17 y 11 años, alumnos del Colegio Concepción.
Esta emprendedora chillaneja, que vive junto a su familia en la Villa Padre Hurtado en el camino a Parque Lantaño, comenzó a cambiar su vida hace cuatro años.
Primero sería con la venta de ropa a través de "Jani Modas" que exhibe en ferias y por las redes sociales, y luego a través del amor a las plantas. "Cuando quiere de verdad, pone todas sus fuerzas para que salga bien, por eso sueño con tener un vivero y mi propio negocio para vender mis plantas", comenta Alejandra.
RECICLAJE
Alejandra Mora cuenta que todo comenzó como una afición para su casa. "Luego, unas amigas me pidieron algunas", dice. Fue en ese tránsito que se integró a Fondo Esperanza (FE) el año 2011, aunque inicialmente para vender ropa en una feria que traía de Santiago.
Pero Alejandra quería ir más allá para mostrar su trabajo, primero en una feria realizada a fines del año pasado y en otra para el Día de la Mujer con el apoyo de la Oficina de Fomento Productivo del municipio local. "Quería hacer algo distinto y especialmente lo que más me gusta que puedo hacer con mis manos", dijo.
Así, hace un año empezó a vender plantas que ella misma cultivaba. Alejandra cuenta que en este emprendimiento el reciclaje es un elemento importante. "Cuando encontraba un macetero o me los traían mis hijos, los pintaba o les colocaba adornos para luego hacer los arreglos florales", explica.
Otra clave es la investigación. "Me preocupo de investigar cada especie que ofrezco. Sus propiedades y todo lo necesario para informar a quienes las compran", destaca.
Un tercer secreto es la reutilización de elementos de la naturaleza para complementar sus presentaciones. "Voy a San Fabián, por ejemplo, donde hay una reserva en el río Ñuble y traigo piedrecitas de todos los colores y tamaños", explica.
Alejandra añade que todo se integra con el uso de tierra de hojas que ella misma prepara en un rincón de su patio y que pacientemente espera durante casi seis meses.
Quizás el secreto mejor guardado es el apoyo incondicional de su familia. "A mis hijos les encanta que haga esto. Mi marido me ayuda a ir a dejar las plantas y hasta mi suegro colabora", afirma.
Un apoyo vital fue participara de las sesiones que realizan en el Banco Comunal que ella preside. "El enseñarnos paso a paso cómo se administra un negocio es una ayuda invaluable, porque tener claridad de cada movimiento financiero hace que uno piense que vale la pena ser una emprendedora.
Esta emprendedora dice que ha empezado a comercializar el arreglo de las plantas gracias al boca a boca y su página de FaceBook, donde sus seguidores le colocan "me gusta" o le encargan pedidos.
Sus valores varían entre los $1.500 (Aloe vera) y arbolitos de hasta $5 mil (Cactus, Ficus). "También participo de ferias acá en Chillán, donde me va bastante bien. Este emprendimiento realmente me da mucha energía positiva", comenta.
Alejandra Mora cuenta que este amor por las plantas también se trasmite, en especial entre las mujeres y jóvenes. "Hay muchos profesionales jóvenes que compran cactus o Aloe Vera para sus departamentos", dice.
Por esa razón, Alejandra Mora cree que este emprendimiento es fructífero. "Con cariño y empeño todo se logra", dice esta emprendedora que ya se prepara para la próxima feria a fin de mes.