Cuando la crisis es de honestidad
El problema de la corrupción en Chile, una realidad concreta y vigente, es condenado por toda la sociedad debido a las peligrosas ramificaciones que esta práctica tiene no sólo para el prestigio sino para la credibilidad de las instituciones debido a su falta de transparencia.
Sin duda, tal como lo ha afirmado el propio gobierno, es necesario atacarla y generar los mecanismos legales para erradicarla. No obstante, el problema de la falta de honestidad puede generarse desde muy temprana edad en la formación valórica de los niños y jóvenes, y en ello los padres deben constituir un ejemplo positivo.
Tan solo revisando un breve contexto en la vida actual, la educación, nos encontramos muchas veces con actitudes poro honestas de los alumnos al copiar en las pruebas o exámenes, que son pequeños gérmenes de corrupción a una menor escala y que, de no encontrarse el menor con obstáculos morales, puede quedar la errada impresión de no estar cometiendo algo malo.
Lo ocurrido en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica de Chile, donde un grupo de 30 alumnos fueron sorprendidos copiando en un examen a través del sistema WhatsApp de sus teléfonos celulares, es una señal de que las nuevas tecnologías también pueden ser utilizadas en contra del aprendizaje. Hoy en Chile existen 25 millones de teléfonos celulares y la educación superior se enfrenta entonces a cómo educar a "nativos digitales".
La existencia de sitios web donde los jóvenes pueden encontrar respuestas a las tareas de investigación asignadas por sus profesores también juega en contra del aprendizaje, y en ello padres y profesores deben trabajar en conjunto.
Hoy nos sorprendemos y repudiamos a aquellos parlamentarios que elaboran proyectos de ley copiados de informes anteriores o la existencia de millonarias asesorías que en definitiva han sido plagiadas. Precisamente son estos gérmenes de corrupción los que enlodan a instituciones que funcionan con autoridades elegidas por mandato popular.
Todo esto se resume en una crisis moral que debe ser atendida, no con leyes, sino fomentando la honestidad a toda prueba. Universidades como Harvard en Estados Unidos han creado un verdadero código de honor que compromete al estudiante a no caer en conductas antivalóricas, so pena de perder sus estudios en dicha institución. A un nivel más local, los colegios que hoy miden la calidad de la educación con pruebas o exámenes deben pensar en nuevos modos para que el estudiante analice y aplique contenidos, más que simplemente memorizarlos.