Masiva despedida de conocido sacerdote Pedro Morales
CHILLÁN. Fe y cariño de fieles permitió que su cuerpo descanse en Chillán.
Por espacio de más de cuarenta años de su vida consagrada, y cuando formaba parte de la familia franciscana, dejó recuerdos el recientemente fallecido en Linares sacerdote Pedro Morales. Fue párroco de la Iglesia Santa Clara del sector Santa Elvira aquí en Chillán, período en que conformó una estrecha relación con todos los agentes pastorales y fieles en general.
Esta extensa y cariñosa relación, como la describen los propios vecinos de Santa Elvira, propició que tras conocerse la noticia del deceso del padre "Pedrito" Morales, como era conocido aquí, y luego de realizarse las gestiones necesarias, sus restos llegaran ayer a Chillán tras los oficios correspondientes que se desarrollaron en la Séptima Región, donde últimamente desarrollaba su servicio.
El deceso padre Pedro Morales se produjo a los 75 años el pasado lunes 28 de Septiembre en el Hospital Base de Linares, adonde había ingresado de urgencia el día domingo por la tarde. Su velatorio, según el Obispado de Linares, se realizó en el Hogar Sagrado Corazón de Jesús de la Fundación Las Rosas, ubicado en General Barbosa 1145, Linares, la que fue su residencia en los últimos años cuando, aquejado de varias enfermedades graves, debió dejar de trabajar al servicio de las comunidades parroquiales.
Vocación a toda prueba
El Padre Pedro nació en Ñiquén el 28 de mayo de 1940. Sus padres fueron Don Víctor Morales y Doña Dominga Gutiérrez. Hizo sus estudios Primarios en la Escuela de Ñiquén, en la Escuela N° 1 de Cauquenes y en el Colegio San Buenaventura de Chillán. Los secundarios fueron en el Liceo Nocturno de Chillán.
Tras decidir sobre su vocación y participar de la formación necesaria, fue ordenado de Presbítero el 8 de abril de 1978 por el Obispo de Villarrica Mons. Sixto Parzinger, celebrando su primera misa el 9 de abril de 1978 en la Parroquia San Francisco de Asís de Chillán, donde fue designado Párroco, desde febrero de 1979 al 5 de enero de 1994. Luego fue nombrado Superior o Guardián del mismo convento desde enero de 1991 a enero de 1994, del que también fue ecónomo desde 1985 al 5 de enero de 1994.
Según quienes le conocieron, como la hermana Margarita Garrido Gutiérrez, el sacerdote dejó un ejemplo muy hermoso de entrega incondicional a la Iglesia en los más humildes y de gran compañerismo con sus hermanos sacerdotes, tanto diocesanos como franciscanos, con quienes siempre mantuvo una excelente relación.
"Me impactó que tanta gente se agolpara hasta la iglesia, a pesar este horario propio de trabajo o estudios, eso da cuenta de su gran actuar y que caló hondo en todos nosotros".
También quiso referirse a la figura del padre "Pedrito" la señora Ester Melgarejo, quien aseguró que fue como un familiar para todos los agentes pastorales. "Fue respetuoso, una gran persona, humanitario, donde había un enfermo él corría, incluso puedo contar una infidencia porque él oró para que una nietecita mía, que nació prematura, se salvara tras un pronóstico negativo".
En tanto que para la octogenaria vecina Olga Ferrada, este sacerdote, que ya descansa en el Cementerio Municipal de Chillán, tuvo un corazón abierto, socorría a enfermos y pobres a todas horas.