Sin duda que ha generado preocupación a nivel mundial un reciente estudio publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que determinó que el consumo regular de carne roja y carne procesada o determinados embutidos eleva el riesgo de sufrir cáncer intestinal. Para llegar a esta conclusión, un grupo de 22 especialistas, algunos de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, analizó 800 estudios independientes sobre la materia, e implicó realizar un seguimiento a un grupo de gente durante un largo periodo de tiempo.
Para muchos que han tomado al pie de la letra las conclusiones del informe, significaría terminar con al consumo de este tipo de alimentos. Tanto en Alemania, con una vasta cultura en la fabricación de embutidos, como en España, de donde proviene el gusto, por ejemplo, por el jamón serrano, se han levantado voces de temor. Chillán, por su parte, considerada la principal ciudad productora de longanizas del país y con un alto consumo de carnes rojas, sufre con este estudio un golpe de imagen que hace cundir la desconfianza en los consumidores.
No obstante a ello, el informe es concluyente en cuanto a que solo ha servido de base para emitir recomendaciones a los gobiernos para encontrar un adecuado equilibrio en la dieta de la población, pues también reconoce el aporte nutricional de la carne en la alimentación.
Sin embargo, otro estudio presentado en marzo de 2014 por investigadores de la Universidad del Sur de California-Davis, en Estados Unidos, determinó que el consumo de una dieta rica en proteínas de origen animal en la mediana edad provoca cuatro veces más probabilidades de muerte por cáncer que una persona con una dieta baja en proteínas, un factor de riesgo de mortalidad comparable a fumar. Estos hallazgos apoyan las recomendaciones de varias agencias de salud que conducen a consumir alrededor de 0,8 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal cada día en la mediana edad.
En Ñuble, el cáncer es la segunda causa de muerte, y de acuerdo a datos de 2013 del Servicio de Salud, la mayor cantidad de fallecimientos (132 personas) se produjo por cáncer gástrico, aunque no se ha determinado una relación directa con la dieta. Lo importante es que los productores locales de embutidos den garantías permanentes a los consumidores de utilizar altos estándares de calidad en la fabricación de alimentos y las personas se informen respecto de las dosis nutricionales adecuadas para una dieta balanceada y saludable, fomentando el consumo de frutas, verduras y legumbres.