La semana recién pasada se gestó una inédita formalización ante el Tribunal de Garantía de Chillán, iniciada por la Fiscalía local del Ministerio Público, en contra de seis empresarios de casinos populares de la ciudad, quienes en una actitud de rebeldía tras la clausura de sus locales por no cumplir la ordenanza municipal que prohibe la operación de máquinas que entreguen premios en dinero, rompieron los sellos y siguieron operando sin la autorización correspondiente.
Si bien la rotura de sello no es un delito que tenga aparejadas altas multas, sí reconocen desde la Fiscalía que una actitud reiterada en el tiempo podría dar pie a una nueva formalización por desacato a la autoridad, la que sí contempla sanciones pecuniarias mayores.
La actitud de estos seis empresarios fue cuestionada inclusive por la Asociación Gremial de Operadores, Fabricantes e Importadores de Entretenimientos Electrónicos (Fiden), quienes abogan más bien por una regulación que posibilite que esta lucrativa actividad funcione bajo una regulación acorde a la legalidad vigente, dado que la ley de casinos parece no aplicarse específicamente a este tipo de negocios.
Desde el año pasado que el municipio, al entrar en vigencia la nueva ordenanza aprobada para tal respecto, comenzó a clausurar los locales de entretenimientos conocidos como casinos populares, lo cual fue inmediatamente aplaudido por la comunidad, debido al foco de ludopatía que genera esta actividad. No obstante, al poco andar se observó en los empresarios esta actitud de rebeldía de seguir operando sin regulación, lo que obligó a la Dirección Jurídica del municipio a entablar las primeras denuncias en la fiscalía. Según sostienen desde el consistorio, tras esta formalización, existen en carpeta otras ocho situaciones que podrían ser judicializadas en las próximas semanas o meses, sobre todo tomando en cuenta que solo en las cuatro avenidas operan 15 de estos locales.
De esta manera, por la vía judicial, se estaría frenando la sensación de impunidad con que operan algunos casinos "en rebeldía", aunque la solución final al conflicto no está dada por la aplicación de una ordenanza, sino por que el gobierno se decida a establecer una regulación formal de la actividad, ya sea bajo una ampliación de la Ley de Casinos u otra normativa que apunte específicamente a que este tipo de emprendimientos exista, bajo un marco de control para evitar la proliferación de casos de ludopatía u otros ilícitos que a veces se asocian a este negocio.