Este 25 de diciembre no voy a hablar de la Navidad, porque ya son muchos los que lo han hecho. Y como es la última columna que escribo este año, voy a hacer un pequeño ejercicio de humor, para contarles de algunas tradiciones populares que existen para despedir el año.
El ritual de las doce uvas es el más conocido. Se van echando los gajos de uva en la boca a medida que van sonando las doce campanadas. Y si son seis uvas negras y seis blancas, los sueños se hacen realidad más rápido.
Sentarse y volverse a parar, al ritmo de las doce campanadas, dice la creencia popular que trae matrimonio. Pero si se quiere tener prosperidad económica en el año nuevo, se debe meter dinero en los zapatos que se está vistiendo al momento en que termina el año.
Si se quiere tener mucha ropa nueva, el 31 en la noche debe usarse ropa interior amarilla, puesta del revés. Claro que hay que cambiarla del derecho después de las 12 de la noche… Y si quiere que no falte el dinero, debe beber champaña con un anillo de oro en el vaso…pero, ¡cuidado con tragárselo!.
También tiene relación con la bonanza económica, según la creencia de algunos pueblos del litoral, cocinar una corvina sin quitarle las escamas. Dicen que se tendrá tanto dinero como escamas se coman…
Con velas de colores también se cumplen deseos… Si se encienden velas azules, se trae paz; si son de color amarillo, habrá abundancia; las velas rojas significan pasión; y las blancas, mucha claridad en las decisiones; finalmente, si las velas son de color naranja, se desarrollará la inteligencia.
Para alcanzar la felicidad, dice la creencia popular que hay que repetir doce veces, con las campanadas, la frase "voy a ser feliz este año". Y salir a la calle y tratar de que la primera persona que se encuentre, sea joven. También se dice que, si se quiere viajar mucho durante el nuevo año, hay que sacar las maletas a la puerta de la casa. Pero con el ojo abierto, porque las pueden robar...
Hay muchas más. Lavarse las manos con champaña y azúcar (para tener dinero); o repartir espigas de trigo (símbolo de la abundancia), comer cucharadas de lentejas (cocidas, por supuesto)…
Pero la cábala más rara es la que practican en Talca. Algunos talquinos van con sus familias al cementerio y allí esperan, junto a sus familiares fallecidos, las doce campanadas…Yo prefiero la que se practica en la Plaza de San Marcos de Venecia (Italia): allí se juntan unas 35 mil parejas y se besan a las doce. A lo mejor, no les resulta la cábala, pero el momento ¡sí que es bueno!
Miguel Ángel San Martín Periodista