El anterior presidente de la Corte Suprema, Sergio Muñoz, descartó que en Chile exista una "sociedad corrupta", causando obvias versiones encontradas entre autoridades y ciudadanos comunes y corrientes en redes sociales.
A la luz de los hechos queda cierta impresión -discutible, por cierto- que una gran mayoría de los chilenos prefiere escuchar que este es un país empantanado y amarrado por las fuerzas de los poderosos.
De un tiempo a esta parte, los discursos desde la conspiración y la desconfianza se han hecho habituales, lo que, hasta cierto punto, validan y amplifican las redes sociales. Pero según el representante del Poder Judicial, los actos de corrupción -que marcaron los casos judiciales del 2015- son "aislados".
"Causó sorpresa el conocer distintos aspectos que el común de la población no manejábamos, esto es excepcional, todos los políticos, todos los empresarios y todos los chilenos, son gente decente y ejemplar".
Y agregó: "las excepciones podrán ser diez, veinte o incluso cien y somos 17 millones de personas en Chile", recalcó el magistrado.
En efecto, en los indicadores internacionales, nuestra nación aparece con excelentes evaluaciones, a pesar que la percepción empeora.
Más de un 63% de los encuestados por el centro de estudios Libertad y Desarrollo afirma que la corrupción es mayor que el año anterior y las sospechas se centran en las municipalidades, la Cámara de Diputados y las empresas públicas. Tomando las palabras del ministro de la Corte, debemos ser tajantes, Chile es un país donde la gran mayoría de las personas, y esto incluye a la clase dirigente, es honesta.
El grueso de los trabajadores, empresarios, líderes gremiales, políticos y gobernantes del país son gente limpia. Ciertamente casos como las colusiones, financiamiento de campañas y otros, hacen mella sobre esa distinción, sin embargo el hecho de escandalizarnos, habla bien de la poca tolerancia que tenemos respecto a tales hechos. Construir un buen país es tarea de todos, pero ello será posible con confianza. Y mucha.