Se acabaron las vacaciones de verano y miles de niños y jóvenes de nuestra comuna vuelven a clases. Los chicos se reencuentran con los amigos, con sus profesores, con sus aulas, con una nueva forma de estudiar. Entonces surgen las nuevas iniciativas, las ilusiones se renuevan y comienzan a aflorar aquellos talentos que están ocultos por falta de oportunidades.
Por ejemplo, hemos sabido que en la Escuela Municipal de Cultura y Difusión Artística Claudio Arrau, hay una lista de espera de más de 300 niños. Eso significa que en esa escuela consiguen descubrir talentos artísticos dormidos, naturales. Y se convierte, en consecuencia, en un centro cultural que irradia creatividad y atrae no sólo a los chicos, sino entusiasma también a sus mayores.
La danza, la música, la pintura y demás manifestaciones culturales encuentran allí un vehículo que catapulta a los artistas en ciernes. Su Director, Juan Pablo Garrido, y todos sus docentes, de calidad en sus especialidades y en lo humano, abren escenarios a los educandos para que exhiban sus capacidades y sus logros. Y eso también atrae.
Si hay más de 300 en lista de espera, quiere decir que aquel centro se ha hecho pequeño en su infraestructura. Que su calidad y prestigio han alcanzado un nivel tal que obliga a prestarle más atención.
Entonces, todos debemos alzar la vista y mirar con proyección mayor el futuro que le aguarda. Entre todos, especialmente las autoridades, debemos hacer fuerzas para que la citada Escuela emprenda un vuelo superior, con etapas pero sin límites. Apuntando siempre hacia la apertura de espacios para que los talentos aparezcan, surjan, se cultiven y se desarrollen de tal forma que nuestra tierra florezca de orgullo.
¿Por qué no tener un edificio digno y dotado de las mejores condiciones para que la Escuela de Cultura y Difusión Artística cumpla su cometido en la mejor forma posible?
Un edificio que albergue un establecimiento educacional que forme integralmente a los artistas del futuro. Es decir, que el chico o chica que llegue a sus aulas aprenda los elementos básicos del saber y las técnicas de su talento artístico. Y que, una vez descubiertas sus capacidades, potenciárselas al máximo y no tenga la frustración de quedarse a medio camino por falta de recursos para salir hacia la capital o a otros países para destacar.
Somos cuna de talentos, hemos dicho…Ojalá que pasemos de la cuna al kínder, y de allí a la básica, a la secundaria y a la universitaria, en una marcha sin retrocesos, sin pausas, hacia la conquista del talento integral.
Miguel Ángel San Martín Periodista.