Juan Francisco Arias D.
El biólogo marino de la Universidad de Chile y miembro del Comité de Defensa del Borde Costero de Puerto Montt, Héctor Kol, ha sido uno de los principales opositores a la gestión de las empresas salmoneras en la Región de Los Lagos.
Entre otras labores, ha trabajado asesorando a la Fundación Pumalín del fallecido ambientalista Douglas Tompkins, con un estudio sanitario que advirtió en 2012 que la gestión en centros de engorda que mantiene la industria salmonera chilena en el sur se encaminaba a un colapso ambiental. Se avizoró así una situación idéntica a la que hoy se vive con la muerte de más de 23 millones de salmones, que sin embargo medios de comunicación, el Gobierno y la industria salmonera aclaran que se ha debido al fenómeno de El Niño y a las altas temperaturas del verano pasado.
En ese contexto Kol visitó Cobquecura, en cuya costa se discute ubicar 11 plantas acuícolas, precisamente cuando en el borde costero de la Región del Biobío se busca instalar además más de 70 proyectos salmoneros.
Problema político
-¿Debe alarmar la cantidad de proyectos que se han presentado en la costa del Biobío, considerando que existen instancias revisoras, y además el requisito de una Declaración de Impacto Ambiental?
-Detrás de la salmonicultura, así como detrás de la mayoría de las actividades productivas del país, está el tráfico de influencias políticas y la corrupción, que permiten que estos proyectos sean aprobados mediante una declaración jurada. Una Declaración de Impacto Ambiental es una declaración jurada de buenas intenciones que hace una empresa y a la que el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) le da características de información de buena fe, y las toleran sin verificar ni uno sólo de los datos que se presentan. Todo eso no tiene nada que ver con un sistema de evaluación de impacto ambiental serio, profesional y responsable. Esto solamente tiene que ver con una decisión política de aprobar estos proyectos, para poder aumentar los índices de crecimiento.
-Pero hoy altas autoridades revisan esos proyectos, como los seremis y el intendente.
-Antes teníamos a la Corema, integrada por funcionarios ineptos, que sin embargo ingresaban a estos comités de revisión de estudios al menos mediante concurso público, pero hoy ni siquiera eso. Actualmente la instancia que decide sobre los proyectos está integrada por seremis y el intendente, pero el único mérito de ellos es pertenecer al partido político correcto. Los que digan que los problemas ambientales en Chile no son políticos, son personas que son parte del problema, y que seguramente están interesados en que la ciudadanía no sea capaz de identificar un proyecto tan degradante como las salmoneras, con el Gobierno de turno.
-En el caso de Cobquecura, se ha argumentado que se puede trabajar sin dañar el fondo marino, con tecnología como captadores de alimento o cámaras submarinas.
-Las cámaras submarinas para vigilar la alimentación de los salmones existen acá desde el año 2000, y los captadores de alimentos no digeridos también. El discurso de la tecnología de punta que hoy argumenta la industria salmonera, creo que debe ser del año 1800. Es un discurso absolutamente falso, repetido, y de un fracaso ya conocido. Seamos bien claros, acá la Ley dice que tiene que hacerse un estudio de la capacidad que tiene el fondo marino de las Áreas Aptas para la Acuiculturazonas -o zonas triple A- para soportar este daño, y eso no se ha hecho. Todo lo que diga Mark Stengel, que lidera el proyecto en Cobquecura, viene de su formación como ingeniero industrial. Él no es un biólogo, y sabe de inversiones, de producir y de generar riqueza para ellos, pero no conoce de protección ambiental.
-Con el desastre ambiental en el sur de Chile, ¿qué pasos dará el Comité de Defensa del Borde Costero de Puerto Montt?
-El único requisito que tiene que cumplir una salmonera para instalarse, es hacerlo en una zona triple A. Todo eso nosotros lo vamos a someter a revisión. Su legalidad, su procedencia, y los estudios técnicos. Los vamos a revisar y los discutiremos, recurriendo a los tribunales y al Ministerio Público en el caso de las falsificaciones ideológicas de la información que entregaron, y también vamos a perseguir administrativa, penal, y civilmente si es posible, a todos aquellos funcionarios públicos que por órdenes superiores no cumplieron con sus deberes, como es el caso del SEA, la Armada y Sernapesca, de Aysén y Los Lagos. Ellos permitieron que se creara la tragedia que ahora está motivando que las empresas se quieran ir a otras regiones, como la del Biobío.
"mentiras repetidas"
Kol aseguró además que todos los proyectos que ha aprobado la Subsecretaría de Pesca son ilegales, y que lo van a demostrar. "Vamos a ir detrás del cargo que tiene ahí Raúl Zúnico. Lo vamos a perseguir por liderar una Subpesca que está reiteradamente violando la Ley. Nosotros nos cansamos y no estamos disponibles para que ni en Cobquecura ni en Magallanes suceda lo que nos pasó por funcionarios ineptos, que violaron reiteradamente la Ley para permitir estos proyectos. Los estudios de capacidad de carga para salmonicultura intensiva no están hechos en ninguna parte, y si uno no sabe la capacidad de carga del fondo marino tampoco sabe cuántos salmones se puede cultivar. Así que todo lo que digan empresarios salmoneros como los Stengel, los Sarquis, o los Puchi, es falso y no tiene ningún asidero", afirmó.
Finalmente explicó que sólo hay que remitirse a los hechos que han ocurrido en Los Lagos para ver lo que ahora puede pasar en la Región del Biobío. "Tenemos que impedir que exista otra industria salmonera allí donde pretende instalarse. Estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para llevar nuestra experiencia sobre lo que tuvimos que padecer acá, para informar a la gente sobre todas las mentiras que están diciendo, porque están repetidas. Desde los años 90 que nos están diciendo lo mismo: que van a traer la mejor tecnología, que ellos se comportan mejor que la industria noruega, y que Chile es apto para la industria de los salmones. Nada de eso está demostrado y los hechos muestran que es falso".