La muerte del ex presidente Patricio Aylwin Azócar y los tres días de duelo decretados por gobierno, nos han servido para reflexionar y recordar el legado que nos deja la figura de un demócrata que, sin duda, ha sido uno de los más importantes de la historia política de nuestro país. No solo porque supo manejar una nación en un periodo complejo, sino porque también su visión económica, política, cultural y social la dejó estampada en otros ámbitos del escenario gubernamental, tan importantes como lo fue la reforma agraria.
Si bien este proceso de transformación de nuestra agricultura comenzó a gestarse en el gobierno de Jorge Alessandri, bajo la administración de Eduardo Frei Montalva en 1967, tuvo su mayor expresión. En ese tiempo, Aylwin colaboró con la redacción de esta ley que desde su perspectiva era significante, puesto que se reformaba también la realidad económica y social del sector rural chileno.
En la época, como senador de la República, entregó su voto a favor y aprobó esta ley. Un estatuto que buscaba dar acceso a tierras y terminar con el latifundio, para lo cual era necesario reducir la extensión del territorio para ser mejor trabajado, al mismo tiempo que se pretendía aumentar los niveles de vida del sector campesino. Junto al ministro de agricultura de la época, Hugo Trivelli, con quien además de ser buenos amigos, trabajaron muy duro para transformar la realidad en el campo chileno y mejorar de esta forma los niveles de producción agrícola a través de la modificación del régimen de tenencia de tierra.
En esta foto de los años 90, ambos más jóvenes y yo con barba, lo recuerdo como solía ser: un hombre cercano, humano y por sobre todo un gran político que actuaba bajo las premisas de la humildad, la sencillez, la apertura al diálogo y el entendimiento. Un republicano que despedimos con honores y que, por siempre, estará en nuestra memoria.
Rodrigo García Hurtado, Seremi de Agricultura en el Bío Bío.