A los 87 años falleció este maestro en Santiago. De los muchos hermanos que él integraba, conocí a tres y trabajé junto a los tres. Con Baltazar el pintor en la Escuela Normal de Valdivia; con Sergio, en la Universidad Austral en Valdivia y en la Universidad de Chile, sede Ñuble, en Chillán y con Angel, en el grupo Literario Ñuble, cuando presidí el Grupo literario Ñuble y cuando posteriormente él lo presidió.
Entre los tres, Angel se caracterizaba por su forma de relacionarse, que alguien calificaría como "quitado de bulla". Sin embargo, excelente amigo, en el cual uno podía confiar absolutamente. Tenía una trayectoria como una persona inquieta por el arte de sus hermanos, a lo cual él agregaba el teatro. Trabajó en Santiago, muchos años como docente en la Penitenciaría, lugar que le dio muchas temáticas para sus escritos. Le gustaba la dramaturgia, la narrativa, también la pintura y en ocasiones también escribía poesía. Obtuvo varias distinciones, reconocimientos, premios por sus trabajos, algunos de los cuales fueron señalados en la crónica que este diario publicó el martes 31, cuando comunicó su muerte.
Recuerdo que en una ocasión, el año 2002, desde Argentina, el tercer tomo de la Editorial Los Cuatro Vientos de Buenos Aires. El libro formaba parte de una serie, que se llamaba "Pensamiento e Imagen". Estaba muy contento porque esa Editorial le había recibido y publicado en su tercer tomo su obra "Perdóname, si fui yo", una obra de teatro, en que la policía detuvo y condujo a la cárcel a un borracho, que había asesinado a su madre. Transformó esa obra narrativa en una pieza teatral. Es conmovedor leer ese texto no sólo por el hecho que ese hombre protagonizó, sino también por la forma en que la policía lo trató.
El 2011, editó su libro "Manifiesto", con prólogo de Jorge Rosas, presidente del Grupo Literario Ñuble y con diseño de Máximo Beltrán. Allí aparece la obra de Teatro "Evasión", que tuvo la fortuna de ser presentada en el Teatro Latino de Nueva York el 25 de junio de 2011. Las 106 páginas de "Manifiesto", contienen cuento, poesía, teatro, todo lo cual le hace decir a su prologuista lo siguiente: Esta es una más de la diversidad de voces creativas que ofrece Hernández. En suma, su obra nos lleva a la meditación permanente, de una conciencia activa que no debe perder el rumbo.
Estimo que los cuatro años que estuvo dirigiendo el Grupo Literario Ñuble "2002-2006" nos dejó buenas lecciones de amistad y prudencia.
Por Carlos René Ibacache I. Miembro de la Academia Chilena de la Lengua.