"Ñublense fue toda mi juventud, fue mi vida, aprendí muchas cosas"
Se sienta cómodamente en su sillón e incesantemente se soba las manos mientras habla, señal inequívoca de que el ex masajista de Ñublense aún mantiene viva la labor que durante 28 años desempeñó en el camarín de los Diablos Rojos.
Juan Márquez, simplemente conocido como el "Guatón Rana" comenzó a trabajar en Ñublense en 1958 con solo 16 años pasando las pelotas que se escapan en la cancha de arena durante los entrenamientos. Luego derivó a utilero para terminar como masajista y paramédico.
Estuvo en el Rojo que saltó al profesionalismo, conoció a la primera gran contratación de los chillanejos, el argentino José Borello. Compartió con el camarín campeón de 1976 y se empapó de las enseñanzas de Nelson Oyarzún. Sin embargo, su momento llegó y se alejó de la institución, no sin antes llevarse algo de los ciruelos que el mismo planto en el antiguo estadio.
- ¿Cómo llegó a ser masajista de Ñublense?
- Los médicos se dieron cuenta que yo siempre ponía atención de cuando atendían a los jugadores y me preguntaban que por qué miraba tanto y le dije que no iba a estar toda la vida lustrando zapatos. Entonces el doctor Martínez me pasó unos libros para que aprendiera de los huesos y de cómo ocurrían y se recuperaban las lesiones. También aprendí de un amigo que arreglaba los huesos y que vivía al otro lado del paso sobre nivel. Gracias a Dios aprendí bien y trabajé junto a muchos técnicos como Caupolicán Peña, Isaac Carrasco, Nelson Oyarzún y un montón de otros técnicos que estuvieron en Ñublense y que no fueron pocos.
- ¿Cuál es el mejor entrenador que recuerda?
- El mejor de todos los entrenadores como persona fue Juan Ramírez, dejaba de trabajar por darle comida a sus jugadores, tenía un restorán y les daba de su propio negocio y todo lo que ganaba el pobre viejo se lo daba a los jugadores. Clavito Godoy era muy buen entrenador, pero como persona un carajo. Caupolicán Peña creo que era el mejor, también me gustó el trabajo de Nelson Oyarzún.
- ¿Qué recuerda de Nelson Oyarzún?
- Me hice amigo de él un día que lo reté. Una vez que jugó la Universidad de Chile con Ñublense, Nelson le dijo a uno de sus jugadores que quería que pronto sacara al lateral izquierdo de nosotros y se refirió a él con muchas groserías., entonces yo lo critiqué y nos tratamos con hartas groserías. Pasaron los años y llegó a Chillán, pensé que me iba a echar por lo que había pasado antes y cuando entra al camarín pregunta por mí y me pide que me ponga a su lado, yo estaba muy nervioso, pero dijo que e iba a ser su brazo derecho porque le gustaba la gente que se la jugaba por el club. Ahí respiré más tranquilo.
- ¿Otra anécdota con Nelson Oyarzún?
- Una vez estábamos haciendo una pretemporada el Quilmo y dentro del recorrido que hacían los jugadores tenían que hacerle el quite a una posa grande de agua, cuando yo pasé lo hice por el medio, me metí al agua y Nelson me pregunta que por qué lo había hecho, le dije que era porque en los partidos cuando llovía uno no le podía hacer el quite al agua. Tocó el piso y le dijo a todos que pasaran de guata al agua, los jugadores se enojaron y me dieron una camotera.
- ¿Algún recuerdo de Isaac Carrasco?
- Le decían parrita, porque según él todos eran chuecos, como las parras de las uvas.
- ¿Alguna rememoranza de José Borello?
- Cuando vino a Chillán hace años atrás, voy pasando por el Paseo Arauco y alguien me grita de lejos ¡GUATÓN RANA!... me reconoció. Era un tremendo jugador, estaba viejo. Era una persona extraordinaria, siempre cuando le pagaban su platita me pasaba un poco por cosas que me había comprado, como jugador era genial.
- ¿Alguna anécdota puntual que recuerde de su paso por Ñublense?
- Una vez no habían garzones en el Hotel O'Higgins, pero el maestro de cocina dijo que yo podía ayudar y lo hice. Llevaba las bandejas con seis platos y Bruno Arrieta, un jugador que venía desde la Católica me bajó el buzo y justo andaba sin slip. Me retiré con los pantalones abajo.
- ¿El partido que más recuerda?
- Cuando subimos el 76 contra O'Higgins y cuando le ganamos a Colo Colo en 1978, cuando estaba Nelson Oyarzún.
- ¿Qué aprendió de los entrenadores que pasaron por Chillán?
- A todos los técnicos les robé algo de sabiduría, el técnico no solo tiene que saber de fútbol, también de sicología, saber acercarse al jugador, todos los jugadores son diferentes y hay que saber escucharlos. Y después se le exige.
- ¿Era muy difícil lidiar con los jugadores en esos años?
- Había de todo, algunos buenos, malos y otros caballos. Recuperé muchos cabros curados. Había jugadores que en el entretiempo tomaban licor. Conversaba con ellos, tras aprender todo lo que había aprendido en el fútbol.
- ¿Por qué le dicen "Guatón Rana"?
- A mi mamá le decían la guatona rana, yo me crié en el mercado debajo de una tarima, faltó que mi mamá me pariera ahí solamente. Mi mamá sacaba ramadas y yo hago lo mismo.
- ¿Qué significa Ñublense en su vida?
- Ñublense fue toda mi juventud, fue mi vida, aprendí muchas cosas, pero también sufrí muchos desaires por parte de los dirigentes. Pero a Ñublense siempre lo he llevado en el corazón.
- ¿Por qué se fue?
- Porque no me pagaban nunca. Afortunadamente no me faltaba plata porque toda la vida he sido comerciante.
-¿Echa de menos trabajar en Ñublense?
- Sí, y cuando dejé todo esto me dolió harto.
"Comencé a atender los jugadores después de los partidos y a darles masajes, para recuperarlos después de los entrenamientos". "Los médicos se dieron cuenta que yo siempre ponía atención de cuando atendían a los jugadores. No tengo cartón, pero todo me lo ha enseñado la vida".
16 Años
Tenía Juan Márquez cuando comenzó a trabajar en Ñublense en 1959. Se mantuvo en el Rojo hasta 1986 en diferentes funciones.