La intentona de golpe militar que mantuvo en vilo Turquía durante toda la noche del viernes desembocó ayer en una manifestación de fuerza del Gobierno islamista, que se apresuró a realizar purgas en la Judicatura, a la vez que recibía el respaldo de todos los partidos políticos.
Según las cifras difundidas por el primer ministro, Binali Yildirim, el balance del fallido golpe son 265 muertos, entre ellos 104 presuntos golpistas y 47 civiles. A ello se suma un total de 1.470 heridos.
Más de 2.800 soldados fueron detenidos tras fracasar el golpe, y el Ministerio de Interior anunció la destitución de cinco generales y 29 coroneles.
Además, el Gobierno inició una purga de la Judicatura, y la Junta Superior de Jueces y Fiscales destituyó a 2.745 magistrados, al tiempo que el Ministerio de Justicia despidió a cinco de los 22 miembros de ese cuerpo.
Al mismo tiempo, la policía detuvo a 10 jueces del "Danistay", la máxima autoridad para contenciosos administrativos, y tiene a otros 38 en búsqueda y captura, mientras que hay orden de arresto contra 140 jueces del Tribunal Supremo, y se detuvo a Alparslan Altan, juez del Tribunal Constitucional.
A media tarde comenzó en el Parlamento una sesión especial en la que Binali Yildirim describió la jornada del viernes como "una fiesta de la democracia", resaltando que la población se opuso a los golpistas.
Yildirim, líder del gobernante partido AKP, obtuvo el respaldo de los tres partidos de la oposición, que condenaron el golpe de forma unánime, aunque hicieron veladas críticas a la deriva autoritaria del Gobierno.
Delante del Parlamento se reunió una muchedumbre que celebraba el fracaso del golpe pero que en sus gritos de apoyo al Gobierno llegó a pedir la pena de muerte (abolida en Turquía) para los golpistas.
Según las imágenes difundidas por los canales turcos, muchos militares golpistas sufrieron un violento acoso por parte de ciudadanos que habían salido a la calle de madrugada siguiendo el llamado del Gobierno, y algunos solo fueron salvados del linchamiento por la intervención de la policía.
La web opositora Odatv difundió además la imagen de un soldado al que le cortan la cabeza a la manera de los yihadistas del Dáesh.
Las fotos muestran un gran número de jóvenes barbudos, algunos incluso con atuendo claramente islamista, entre los manifestantes antigolpistas de la madrugada, casi todos varones, en un llamativo contraste con las manifestaciones izquierdistas que en Turquía suelen contar con tantas mujeres como hombres.
Las protestas se convirtieron en celebraciones después de que, al amanecer, los soldados golpistas abandonaron los tanques sobre el puente del Bósforo y se rindieron a la policía, un instante transmitido en directo por la televisión.
Hasta ese momento habían sembrado pánico los vuelos rasantes de cazabombarderos sobre el centro de Estambul y Ankara, rompiendo la barrera del sonido con un efecto fácil de confundir con detonaciones, sin que la ciudadanía supiera si estaban pilotados por rebeldes o militares leales al Gobierno.
La verdadera motivación de los conspiradores es aún oscura, pero el Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, adjudicó de inmediato la responsabilidad a la red de seguidores del predicador Fethullah Gülen, hasta 2013 firme aliado del Gobierno islamista cuya ideología comparte, y desde entonces acérrimo enemigo.
En su primera intervención pública realizada ayer, Erdogan describió el golpe como "un regalo de Dios" que permite extender la purga de "gülenistas" al Ejército.
Obama pide actuar "dentro de la ley"
El Presidente EE.UU., Barack Obama, pidió a todos lo bandos en Turquía que "actúen dentro del imperio de la ley" para evitar más violencia. Luego de una reunión con su equipo de seguridad nacional, Obama reiteró su "apoyo inequívoco al Gobierno civil y democráticamente electo en Turquía". Ayer, el Departamento de Defensa informó que EE.UU. suspendió los vuelos de su misión contra el Estado Islámico que operan desde la base de Incirlik, en el sur de Turquía, porque las autoridades del país cerraron el espacio aéreo en la zona tras el intento de golpe.
265 muertos
y 1.470 heridos dejó el fallido golpe de Estado del viernes en Turquía. 2.800
soldados fueron detenidos tras la intentona. Además, el Gobierno destituyó a cinco generales y 29 coroneles.