Nuevos abordajes a la obra de Juan Luis Martínez
A fines de los años 50, Juan Luis Martínez cruzaba en moto Viña del Mar como un bólido. Tenía la melena larga, había dejado el colegio para educarse a sí mismo y estaba enojado con la norma. En "Martínez Total" (Editorial Universitaria), más de 20 artículos escritos por investigadores de todo el mundo, repasan la singular obra escrita y visual de uno de los creadores más originales del arte y la literatura nacional.
Juan Luis Moraga, Juan Cameron y Juan Luis Martínez, en julio de 1983, durante la presentación del libro "Cuatro para Delfina", de José Donoso, en la librería Altazor de Viña del Mar.
Braulio Fernández y Marcelo Rioseco
Editorial Universitaria 406 páginas
$14.000
"Martínez Total"
Marcelo Rioseco, profesor de literatura y uno de los editores del libro "Martínez Total" (Editorial Universitaria), no recuerda desde cuándo conocía la obra de Juan Luis Martínez, pero sí rememora un hecho que ocurrió en la Universidad de Cincinnati, en Estados Unidos: "En 2007 asistí a un seminario de Poesía Hispanoamericana que dictó Pedro Lastra en la universidad. Esa noche, presentó varios poetas raros y excéntricos, fuera del canon literario. Al final de la sesión, leyó 'La desaparición de una familia', que aparece en 'La nueva novela' de Juan Luis Martínez, y todos quedamos como hipnotizados por la lectura".
El poder sugestivo del poema, que habla de la desaparición paulatina dentro de su casa de los hijos, los gatos y el perro de un hombre -que también termina por esfumarse-, lo marcó. "Salimos y recuerdo que estaba oscuro y había nevado mucho. Al cruzar la calle -y mientras esquivábamos montículos de nieve-, le pregunté a Pedro si él creía que 'La nueva novela' daba para hacer una tesis doctoral. Lo que le estaba preguntando era si le parecía bien escribir un libro de otro libro. La idea era exagerada, pero a mí me parecía muy atractiva, muy martiniana. A él le gustó la idea y me estimuló a considerarla seriamente", recuerda.
Finalmente, acabó escribiendo "Maquinarias deconstructivas", un libro publicado por Cuarto Propio en 2013 donde abordó a Juan Luis Martínez, a Diego Maquieira y a Rodrigo Lira. Pero el influjo de Martínez lo acompaña hasta hoy.
Braulio Fernández, el otro editor y también profesor de literatura, cuenta que perfilaron el libro queriendo incluir en él artículos críticos de toda la obra de Martínez, "de ahí el título de 'Martínez total'. Algunas personas creen que el título quería implicar una 'totalidad metafísica' o algo así, pero nada de eso. La idea era partir con 'La nueva novela' y terminar con 'El poeta anónimo', pasando por su obra visual que, de alguna manera, se conocía, pero de la cual se había escrito muy poco".
Para profundizar en la obra del más grande creador chileno del último tiempo, Rioseco y Arenas invitaron a un grupo de investigadores chilenos y de Argentina, España, Venezuela, Puerto Rico y Estados Unidos. eso es "Martínez Total".
-¿En qué reside la gran singularidad de Martínez?
-En muchas cosas. Partamos por "La nueva novela", una obra que prescinde de la palabra escrita en un gran porcentaje, dando lugar a un lenguaje verbal/visual que incluye el juego y el humor de una manera inédita en Chile. A su manera termina, o lleva a su máxima expresión, una corriente experimental de la poesía chilena que parte con "Altazor" de Huidobro y sigue con "Poemas & Antipoemas" de Parra. Después de ella estaríamos tentados a afirmar que se clausura la discusión sobre qué es la poesía, una pregunta más bien irritante que a los poetas les encanta hacer cada cierto tiempo. ¿No resulta raro que todavía se califique de poeta a Martínez y a sus trabajos se les siga llamando "libros"?
Para Braulio Fernández, en esta pregunta se ve con mucha claridad la imposibilidad de clasificar a un artista de la complejidad de Martínez, a quien dice se le puede aplicar la maravillosa máxima de Borges que afirma que la literatura, al menos la buena, es infinita.
Por su parte, Marcelo Rioseco, ve a Martínez como un compositor y un estratega. "La operatoria del 'scriptor ludens' tiene una dimensión política. Impugna o directamente destruye otros discursos. Es lúdico, pero también humorístico. Juega, pero deconstruye. Su 'discurso' no es confiable, está plagado de trampas y dobleces, dispone de todos los medios y los usa. Ataca y también se ataca. Su propósito es desmontar el discurso del canon establecido, revelar sus fisuras, desacreditarlo. No busca establecer otro discurso, sino anular los que ya hay", un escritor lúdico que dice "no es otro que el gran operador sin rostro, el autor sin nombre de las maquinarias deconstructivas".
Para Rioseco, uno de los flancos más incitantes de Juan Luis Martínez es su propuesta de autor y cómo cuestiona los conceptos de propiedad y originalidad en textos donde exige del lector una participación activa. "Las exigencias del juego pueden ir desde una simple recomposición de los significados a exigir la presencia de un 'lector ideal', como es el caso de la lectura de 'La nueva novela' que exige un proto lector, un lector total".
-¿Podremos conocer algo más de su obra inédita?
-Braulio Fernández: Es difícil saberlo y no quisiéramos especular. Esa es una pregunta que hay que hacérsela directamente a su familia. Queremos ser muy respetuosos de su legado y, por lo mismo, nos rehusamos a especular.
-¿Aventuran sobre qué rumbos habría emprendido o qué habría hecho si siguiese vivo?
-Marcelo Rioseco: Muy difícil saberlo, pues esa pregunta nos llama pensar si habría podido superar la "La nueva novela". No olvidemos que en el momento en el cual la "compuso" había una tendencia muy experimental en Chile, y no solo en la poesía. Después sobrevino el posmodernismo en los 80, hubo experimentación y riesgo: Zurita publicó "Purgatorio" y "Anteparaíso", Diamela Eltit, "Lumpérica", el C.A.D.A. hizo lo suyo. Fue un momento en el cual las artes visuales se encontraron con la literatura más experimental, una combinación que no se ha vuelto a repetir en Chile desde ese entonces. En los 90 las cosas cambiaron de una manera bastante impredecible hasta llegar al día de hoy, en que vivimos un momento tremendamente conservador en la literatura escrita en español. ¿Qué habría pasado después? Imposible saberlo. Martínez es muy hijo de ese momento del arte chileno, un hijo que se escapó, eso sí, de las coordenadas temporales de su propia época.
En el prólogo del libro, los editores conectan y forman la triada poética de Huidobro, Parra y Martínez, porque ven allí una línea de experimentaciones que tiene una continuidad muy fuerte no solo en Chile, sino también en América Latina. Y afirman que Martínez no le debe mucho a la tradición desde donde emergió y de la cual terminó por convertirse en su último eslabón.
Este triángulo perfecto, compuesto por "Altazor" (1931) de Vicente Huidobro, "Poemas & Antipoemas" (1954) de Nicanor Parra y "La nueva novela" (1977), es equilátero, ya que entre ellos hay 23 años exactos. Frente a este triángulo tan rupturista, los editores se preguntan si no es Juan Luis Martínez el poeta más experimental del siglo XX en Latinoamérica. "La pregunta peca por supuesto de chovinista, estamos demasiado cerca, quizás no lo veamos bien. Sin embargo, lo anterior no la invalida", sintetizan los editores, que quieren con este libro cursar una invitación a considerar su obra como clave dentro de esta tradición de rupturas de la poesía latinoamericana iniciada por Huidobro en 1931.
-¿Tiene herederos Martínez dentro de la poesía chilena?
-Al parecer no. Nadie a la misma altura, por lo menos. Como Duchamp, como Benjamin. La originalidad de su obra es inagotable, pero también inigualable, concluye Rioseco.
Eliana Rodríguez de Martínez y Juan Luis Martínez.
Ismael Gavilán, poeta, ensayista y profesor universitario chileno:
"A fines de los años 50 o principios de los 60, siendo poco más que un adolescente, Juan Luis Martínez recorre esas calles y avenidas, furioso en su motoneta, a una velocidad para esos años impensable, con su cabellera larga al viento, tal vez con una risa sarcástica al asustar con su temible bólido a los bien pensantes y timoratos transeúntes que se saben habitando una "ciudad bien". Juan Luis es un joven nacido en 1942, en Valparaíso, que por razones familiares ha venido a vivir a la Ciudad Jardín, y como revancha por haber dejado el puerto atemoriza, burlón, a quien se le cruce por delante. Es la prehistoria del poeta, de la cual quedan noticias sin confirmación, anécdotas diversas e informaciones difusas: abandona el colegio a los 12 años -apenas alcanza a cursar 7° básico- y continua su educación de modo autodidacta y en casa. Un joven que lleva una vida errante y bohemia entre cafés y bares de Valparaíso y Viña del Mar -el "Diana", el "Pajarito"- que no teme al pugilato necesario o la provocación a la adusta policía del barrio que en sus enormes y destartalados carros de los años '40, intentan atraparlo cuando va veloz en su motoneta". (Página 20)
Juan Luis Martinez , poeta catalán y periodista jubilado residente en Suiza, que lleva el mismo nombre y apellido del chileno Juan Luis Martínez, pero sin acento:
"A fines de 2014 Scott Weintraub, profesor norteamericano especialista en literatura hispanoamericana, me informó de un importante descubrimiento que acababa de realizar. Me explicó, efectivamente, que la integridad de El silencio y su ruptura, mi segunda colección de poemas publicada en París en 1976, es decir hace 40 años, había sido traducida al castellano y publicada en 2003. Los 17 poemas constituían la primera parte de un libro póstumo titulado Poemas del otro, cuya paternidad era atribuida a otro: Juan Luis Martínez, un poeta y artista visual chileno fallecido en 1993 a los 50 años. Al enterarme, la noticia no me choqueó ni me escandalizó. Diría más bien que me sorprendió e irritó. Irritación poco profunda, es verdad, que surgió de la sensación de haber sido manipulado. Sin embargo, esta reacción inicial no duró mucho, puesto que nació en mi la curiosidad por saber quién era aquel hombre que había cometido esta especie de suicidio literario". (Página 353)
Ignacio Valente, seudónimo de José Miguel Ibáñez, sacerdote, crítico literario y poeta chileno.
"Ha muerto prematuramente Juan Luis Martínez, uno de los poetas chilenos más promisorios de su generación. Su único y memorable libro de poemas se titula La nueva novela; a despecho de su nombre, no tiene ninguna relación directa con la novela ni con el ensayo. Incluso llamar "poemas" a sus textos es pagar un tributo demasiado alto a la convención, ya que resulta evidente su voluntad de ruptura con la tradición poética. Martínez no quiere nada con el yo lírico, y busca el idioma impersonal de los problemas físico-matemáticos y aritméticos, los axiomas, las hipótesis de ciencia-ficción o de metafísica-ficción, el juego del bricolage, los recortes de prensa, el uso literario del espacio en blanco, los ideogramas chinos, la presentación de objetos físicos adheridos a la página, por ejemplo, pequeños anzuelos, partituras musicales, diagramas, etc.". (Página 365)
Por Amelia Carvallo
EL SCRIPTOR LUDENS
triángulo perfecto
"Martínez es un hijo que se escapó, eso sí, de las coordenadas temporales de su propia época".
Marcelo Rioseco.
"Queremos ser muy respetuosos de su legado y, por lo mismo, nos rehusamos a especular. "
Braulio Fernández.
Patricio González
"Al parecer, no (tiene herederos). La originalidad de su obra es inagotable, pero también inigualable".
Marcelo Rioseco.
patricio González
Fragmentos para una
biografía infructuosa
El sueño del espejo vacío
La extraña poesía de Juan Luis Martínez