"Me acuerdo de todos los detalles porque fue algo que me quedó grabado"
Cada vez que se comienza a hablar de la historia centenaria de Ñublense se llega a rápidamente a un frío consenso: en un siglo de vida las historias alegres son escasas.
Un ejemplo de ello es que el cuadro de la camiseta roja ha pasado gran parte de si trayectoria deportiva en Segunda o en Tercera División, razón que obliga a valorar cada vez los ascensos a Primera División y que solo son cuatro.
El siempre recordado de 1976, el de 1980, luego pasó medio siglo para que recién en el 2006 los hinchas vieran a los chillanejos en Primera y finalmente el 2012.
Sobre el hito de 1980 cabe recordar a quien se sentó en la banca y tuvo la capacidad de conformar y guiar un grupo hasta la gloria. Manuel Rodríguez Vega fue el hombre de la pizarra que tuvo el honor de hacer historia.
Rodríguez fue ayudante de Nelson Oyarzún, estratega con el cual llegó a la ciudad, luego regresó a la Universidad de Chile y lo llamaran de Chillán para que en 1980 hiciera su estreno como técnico independiente.
- ¿Cómo se generó su arribo a Ñublense?
- Me llamó Osvaldo Erbetta quien fue un dirigente que me marcó mucho por lo correcto y responsable que era. Me dijo que él no sabía nada de fútbol y como tal me contrataban a mí, pero que si nos iba mal al primero que iban a echar era a mí. Le dije que no tenía problema y de paso le pregunté cuáles eran las pretensiones y me dijo que mantenerse tranquilos en Segunda.
- ¿Y cuál fue respuesta ante dicha solicitud?
- Le dije que para eso necesitaba jugadores y ese fue un hecho destacable porque cuando llegué Ñublense no tenía jugadores, solo quedaron Luis Rosales y el cabro Parra. Entonces empezamos a buscar jugadores y me dijo que teníamos 50 mil dólares para contratar. Fue así como contratamos al Guagua Hernández con el cual tuve que negociar el sueldo y así lo hice con casi todos los jugadores.
- ¿Hubo prueba de jugadores?
- Le pedí permiso al presidente para meter algunas cuchufletas en Copa Chile y me dijo que bueno porque Copa Chile no era un torneo importante y fue ahí cuando comencé a probar jugadores. Por ejemplo, me trajeron dos argentinos de River Plate que eran malos y no quedaron. Finalmente llegaron muchos brasileros, peruanos y ninguno me gustó.
- ¿Cómo se generó la contratación de Sergio Nichiporuk que fue uno de los puntales del ascenso de 1980?
- Le pedí un pasaje a los dirigentes para ir a Paraguay a ver dos jugadores sobre los cuales me habían dado un dato. Uno no funcionó porque estaba lesionado y el segundo fue Sergio Nichiporuk. Llegué a Paraguay en bus, me moví solo y me compré una entrada al estadio como un hincha más para verlo jugar. Llevé un contrato que tenía un timbre cualquiera. Le di mil dólares de adelanto para amarrarlo para que se vinera y no se quedara allá y le dije que firmáramos los contratos y que una copia era para la FIFA y el otro para la Federación de Chile, pero los contratos eran súper falsos. A la larga le fue muy bien, fue un gran goleador.
- ¿Otro delantero importante en la campaña?
- También tuve a Michel Atanasovic. Lo conocí un día en un restorán cuando estaba comiendo con el dirigente Álvaro Izquierdo. Me lo presentaron y no tenía pinta de nada, barbón, parecía que andaba como curado, drogado. Le dije que si quería entrenar con nosotros tenía que ordenarse un poco, se afeitó y fue un gran jugador para nosotros.
- ¿Quedó conforme con la conformación inicial del plantel?
- Finalmente pude hacer el equipo que yo quería, hicimos cosas importantes, el comportamiento del equipo fue excelente. Incluso nos felicitaron desde Cobresal por nuestra decencia.
- ¿Cómo se comportó la dirigencia ese año?
- Hicimos un convenio con los dirigentes y les dijimos que si estábamos entre los tres primeros lugares nos debían pagar un premio y si estábamos del quinto para abajo no nos pagaban nada, pero como nos fue bien cobrábamos premios como locos y nos pagaron todas las primas.
- ¿Qué importancia tiene Ñublense en su vida?
- Ñublense para mí fue un club muy importante, porque fue el primero que dirigí yo solo. Me acuerdo de todos los detalles porque fue algo que me quedó grabado, nos fue muy bien, los cabros entendieron la idea, a mí me gusta mucho atacar y los jugadores entendieron la idea. Entrenábamos mañana y tarde y repetir muchas veces los movimientos, por eso todo salió muy bien.
- ¿Cuál fue la clave del plantel de aquel año?
- Afortunadamente la gente de experiencia era muy tranquila, se hizo una muy buena mezcla y todos se encausaron en el mismo objetivo. Todos eran muy buenos jugadores y es por eso que muchos siguieron sus carreras en otros lados.
- ¿Algún recuerdo puntual de Nelson Oyarzún?
- Cuando llegué recién lo habían operado y al tiro lo agarré pal' fideo. Le dije mira alemán tal por cual, tan guapo que te creís y estay para la corneta y que no era capaz de dirigir el equipo, pero todo era broma, él me respondía de la misma manera. Luego comenzamos a trabajar juntos, pero él ya estaba muy disminuido, fue impresionante ver como una persona se iba chupando y muriendo. Era alto. Cuando estábamos en la U tenía mucha potencia física, lo malo es que era muy desordenado y bueno para las mujeres, al estilo europeo, agarraba cualquier cosa, era así y murió en su salsa".
"Finalmente pude hacer el equipo que yo quería, hicimos cosas importantes, el comportamiento del equipo fue excelente". "Ñublense para mi fue un club muy importante, porque fue el primero que dirigí yo solo"."
De Ñublense a Primera División, cae en 1981 a Segunda y regresó a la máxima categoría del fútbol chileno recién en el 2006. 1980