Ante por la marcada tendencia a la sequía que se viene observando en la zona y en el caudal del Río Chillán desde hace varios años, los Directores de la Junta de Vigilancia del Río Chillán encargaron realizar una evaluación de la actual situación hídrica de la cuenca.
El ingeniero repartidor general de aguas del Río Chillán y actual administrador de esa Junta de Vigilancia, Carlos Leiva, analizó el comportamiento de la lluvia, dado que el Río Chillán es un río fundamentalmente pluvial, es decir, que su caudal se alimenta principalmente de la lluvia que se registra en el año.
Leiva indica que se consideraron los datos de las 3 Estaciones Meteorológicas con mayor registro continuo ubicadas dentro de la cuenca: Estación Chillán en Aeródromo Bernardo, O'Higgins, dependiente de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), la Estación Chillán Viejo, dependiente de la Dirección General de Aguas, DGA, del Ministerio de Obras Públicas, y la Estación Las Trancas de la misma entidad.
De los datos, se pudo apreciar que todas las estaciones muestran un descenso en el nivel de las precipitaciones a partir del año 2007.
Este descenso ha sido con vaivenes, pero claramente con tendencia a la baja. Esto ha significado una falta de recarga de agua en los acuíferos, y por ende, en el río, lo cual se ha podido apreciar en el transcurso de estos años. Es otras palabras, se ha ido generando un estado de escases o "sequía" permanente, la cual se ha ido manifestando con más fuerza año tras año.
Conforme a los registros, la tendencia al descenso se inició hace una década, y se observa más acentuada en la Estación Meteorológica DGA Las Trancas.
"Allí, las precipitaciones anuales solían rondar los 2.100 milímetros. Sin embargo, a partir del año 2010 éstas se encuentran alrededor de los 1.200 milímetros, es decir, casi la mitad de la media anual", indica el ingeniero civil agrícola.
El especialista añade que al graficar los porcentajes de déficit o superávit de precipitación anual observado para cada estación, la tendencia se aprecia más claramente.
"En nuestra zona ya han ocurrido sequías importantes que quizás algunos recordarán, como lo fueron las de los años 1989 y 1998, esta última la mayor registrada en la estadística, y que anotó un déficit de 54,5% promedio.
Sin embargo, la sequía del año 1998 estuvo precedida por un año con 20,0% de superávit aproximadamente", explica.
Conforme a los datos, en la primera mitad del año (enero-junio) llueve aproximadamente la mitad de lo que llueve en el año. Por tanto, queda por llover el 50%. Sin embargo, de este 50% que queda, julio se lleva el 35% y Agosto el 25%. En otras palabras, lo que llueva en Julio y Agosto será clave.
Sin embargo, y con un déficit de precipitación promedio hasta la fecha de 57,5%, la sequía claramente no tiene vuelta atrás. De aquí a Septiembre, lo que queda por definir es si la falta de precipitación será similar a la más baja ocurrida en la historia, en el año 1998, o aún peor. Y claramente, la escases de agua que se vivirá, será más severa que cualquiera otra que hayamos vivido antes dado que, como se señaló anteriormente, estaríamos viviendo el apogeo de un período amplio de sequía iniciado hace ya una década.
"Atendiendo la inquietud de los agricultores sobre la pregunta de ¿qué se puede hacer para paliar la sequía?, lo único a mi juicio que puede ayudar a sobrellevarla sería el disponer de otra fuente de agua alternativa, como lo son los pozos, los cuales usados alternadamente con el agua superficial, pueden ayudar a suplir el riego de una temporada. Confiemos en que será solo por esta temporada, y que la tendencia de la lluvia cambie", precisa el asesor a las Juntas de Vigilancia del río Chillán y Cato.
Respecto el consumo humano, señala el administrador de la Junta de Vigilancia del Río Chillán, esta falta de agua no lo afectaría dado que su uso es de baja magnitud, y a que se cuenta con toda la infraestructura de acumulación de los sistemas de agua potable.
"Los que si se verán afectados, y de manera muy importante, serán, inevitablemente, los agricultores", advierte.
Las exportaciones de la Región del Biobío alcanzaron en mayo un monto total de 395,3 millones de dólares, cifra que exhibió un retroceso de 0,5% en doce meses, de acuerdo a lo informado por el Instituto Nacional de Estadísticas, (INE).
El comportamiento negativo de los sectores Silvoagropecuario, Minería y Resto de Exportaciones incidieron en la disminución interanual del valor exportado regional.
Por el contrario, las exportaciones del sector Silvoagropecuario disminuyeron 13,4% en doce meses.
Los productos que se despacharon al exterior de Minería decrecieron en 48,4% y Resto de Exportaciones bajó 32,6%, en relación a mayo de 2015.
Con respecto al sector Industria, las actividades correspondientes a la Industria Forestal y Fabricación de celulosa, papel y cartón fueron las que presentaron los mayores montos, con participación de 40,4% y 32,3%, respectivamente. En la comparación anual, los envíos de productos
Forestales mostraron un alza de 0,4%.
Mientras que los correspondientes a la Fabricación de celulosa, papel y cartón disminuyeron en 15,4%. En tanto, el monto exportado de la Industria de Alimentos creció en 99,4%, exportándose el 18,8% del total regional.
El monto de las exportaciones de la región anotaron contracción durante mayo, comportamiento que podría explicarse por el menor envío de los sectores Silvoagropecuario (13,4%), Minería (48,4%) y Resto Exportaciones (32,6%). En tanto, Industria (0,04%) y Pesca (5%) experimentaron alza en doce meses.