Como sociedad no somos capaces de colaborar con el cuidado de lo que la naturaleza nos da, menos teniendo consideración del uso y agotamiento de un recurso que es indispensable para el desarrollo de la vida. Reaccionamos tardíamente para evitar la desaparición de un elemento que es vital para nuestra existencia.
Es evidente que no somos capaces de evitar el consumo desmesurado de un recurso tan natural e importante para nuestra vida, como el agua. No somos conscientes del daño que hacemos porque no prestamos la atención suficiente en este problema del que todos somos responsables.
Cuando por razones externas y ajenas a la voluntad de las personas nos vemos afectados por la privación de no tener a mano este recurso, sólo en ese instante valoramos tenerlo y contar con ello en abundancia. El agua es algo que debemos cuidar y no derrochar.
Se hace necesario para nuestra sociedad crear consciencia de que su uso debe ser razonable y moderado, y no exagerado y descontrolado, más aún cuando ya es conocimiento de todos que el agua se está agotando por el cambio climático; que por el calentamiento global las reservas de agua se están agotando y que los deshielos hacen que este recurso se vaya al mar y no se renuevan.
Los consumidores podemos hacer algo. Colaboremos haciendo uso del agua en situaciones necesarias y eduquemos a las personas que se encuentran a nuestro alrededor para que hagan lo mismo, conscientizar no cuesta nada.
Por ejemplo, cuando nos lavamos los dientes derrochamos varios litros mientras nos cepillamos; pues, entonces, conservemos el agua que necesitamos para el enjuague en un vaso y cerremos la llave. De la misma forma, cuando nos duchamos, perdemos tanto de este recurso mientras aplicamos jabón u otro elemento.
Lo mismo pasa cuando vemos a algunas reparticiones del servicio público regando los prados para que éstos se conserven adecuadamente. Cumplen con su labor, pero también observamos que se hace un riego desmedido e irracional perdiendo mucho recurso en ello. Cuando un grifo o una llave está abierta somos simples espectadores que miran cómo el agua corre libremente por las calles y nadie hace algo al respecto, como avisar de la fuga a las instituciones competentes. ¿Qué es más importante, tener acceso libre a un elemento vital, derrochándolo de paso, o cuidar de éste para que en décadas futuras no sea limitado su uso por escasez?. No seamos derrochadores, esa es nuestra misión.
Reinaldo Espinoza,
Cámara de Comercio, Industrias, Turismo y Servicios de Chillán.