Dos fiscalizaciones realizadas en un intervalo de dos años llevaron a un mismo resultado en Chillán. La gran mayoría de los recintos de entretención nocturna, como discotecas, pubs, restaurantes, no está cumpliendo con lo dispuesto por la Ley 17.336 de Propiedad Intelectual, que prohíbe a estos locales la utilización de contenido musical regulado por el Derecho de Autor sin que previamente se reconozca y pague por su utilización.
El derecho de autor está amparado no sólo por la legislación chilena, sino asimismo por el derecho internacional que reconoce a los artistas, creadores e intérpretes, la propiedad intelectual de sus obras y creaciones. En nuestro país los derechos autorales generados por la utilización de obras musicales y fonogramas son administrados por la Sociedad Chilena del Derecho de Autor, mientras que los derechos de los productores de Fonogramas y Videogramas musicales son defendidos por una Sociedad de Gestión Colectiva de derechos intelectuales.
Uno de los roles de la Sociedad de Productores Fonográficos y Videográficos de Chile (Profovi) es detectar e impedir el uso no autorizado, de los Fonogramas y Videogramas del repertorio de sus asociados, sellos discográficos como Emi, Sony/BMG, Universal Music, Warner, entre otros.
Precisamente fueron representantes de esta última entidad los que coordinaron con Carabineros de Chile una fiscalización nocturna durante el fin de semana, la que arrojó un total de 11 detenidos, además de incautación de notebooks, pendrive y multas, por no contar con las licencias respectivas para la emisión de música.
Un aspecto que preocupa es que muchos de los recintos multados fueron los mismos que en 2014 también fueron fiscalizados y recibieron sanciones contempladas en la Ley 17.336, por tanto se trata de situaciones reincidentes. Se calcula que el 80% de estos locales no cumple con esta disposición y que en muy pocos casos se regulariza adecuadamente.
La masificación de los medios de comunicación y la internet ha relativizado de alguna manera el derecho de artistas y productores a sus creaciones, pero no por ello pueden ser obviados, más si están amparados en la ley. Respetar la propiedad intelectual es lo que permite que podamos seguir disfrutando de las obras musicales y los creadores reciban el justo rédito por ello.