La pasión que se hace sentir en el tablón y que alienta con el alma
ÑUBLENSE. Las barras que en cien años acompañan a los Diablos Rojos en los buenos y malos momentos: Rediablos, Los de Siempre y la del Mercado, son parte de la historia.
Ser hincha de Ñublense es ser apasionado por la camiseta de los Diablos Rojos y la única solicitud es ver a una oncena que en la cancha deje el alma. Los resultados vienen como consecuencia.
Muchos son los nombres que han desfilado por las galerías de los estadios alentando a los chillanejos, pero aludiendo a aquellos que fueron recordados por los propios barristas en la cena de los cien años que ellos mismos organizaron, cabe nombrar a "Jano Loco", "El Sandro", "el Doctor Cerda", y tantos otros que han demostrado su amor a los colores de Ñublense.
El "Jano Loco", José Urriola, fue uno de los fundadores de Los de Siempre y quien en el 2011 falleció. El famoso "Sandro", Eduardo Sepúlveda, es de aquellos fieles que a la vez vende sus sopaipillas y otros productos. En tanto que el doctor Carlos Cerda era simplemente un fanático que alentaba a la barra cuando el equipo decaía, invocando un grito que le salía del alma.
La historia de ellos es un claro ejemplo de pasión y locura, la misma que también han demostrado otros hinchas que en el anonimato se posan todos los partidos en las tribunas para dejar el alma en la cancha.
Ese es el caso de Los Rediablos, actual barra que se ubica sagradamente en la galería norte del Nelson Oyarzún. La barra nació en febrero del 2006 y cuando la institución se preparaba de lleno para armar un plantel que peleara el ascenso a Primera División que finalmente se logró aquel año.
Los forofos del Rojo se reunieron en las extintas tribunas de madera, tras el arco que daba las espaldas a la avenida Pedro Aguirre Cerda y con un libro para registrar a sus integrantes y algunas botellas de cerveza dieron vida a Los Rediablos.
La historia señala que todo comenzó con pequeños piños que en forma independiente llevaban papel picado, lienzos y más de algún extintor con polvo rojo para dar recibir al equipo en la salida a la cancha. En este contexto es imposible no citar a Los Pibes Rojos, Los K-Laña y Los Pillines y otros grupos provenientes de la Santa Elvira y Chillán Viejo.
"Cuando nos formamos como barra nuestra intención fue que el equipo nunca estuviera solo en los estadios del país y hasta el momento lo hemos cumplido", dijo Alexis Herrera, uno de los hinchas fundadores de Los Rediablos y que incluso se dio mañas para viajar a Perú para ser uno de los fanáticos que ha estado en el único partido oficial de Ñublense a nivel internacional fuera de las fronteras chilenas, cuando visitó a Sport Ancash por la Copa Sudamericana del 2008.
"Esa vez juntamos la plata para poder viajar, fue un viaje bien bonito, llegamos a Lima y nos demoramos más de cinco horas para llegar a Huancayo, porque si bien la distancia no era lejos, el camino tiene muchos cerros, subidas y bajadas, era bien peligroso. Lo bueno es que llegamos y la gente nos trató bastante bien, hasta que la noche anterior al partido comenzó a llegar la barra de Sport Anchash, nosotros estábamos en el hotel con la bandera de Chile y la de Ñublense en las ventanas, nos vieron y nos empezaron a tirar piedras y a gritarnos cosas", relató sobre la única vez en la cual Ñublense ha jugado fuera de las fronteras nacionales.
"Me acuerdo que antes que comenzara el partido llegó el utilero de Ñublense, el Bichi (Juan Zapata), antes que el plantel, le ayudamos a bajar las cosas y a ponerlas en un camarín horrible. Perdimos, pero fue una experiencia inolvidable", remató.
Los Rediablos se hicieron fuertes en casa y es por ello que en el Nelson Oyarzún las barras de Colo Colo y la Universidad de Chile eran visitantes. Sin embargo, las malas campañas y las restricciones del Plan Estadio Seguro fueron apagando una pasión que ahora parece renacer con el regreso del bombo al estadio.
Los Rediablos no han sido la única barra, antes de ellos estuvieron Los De Siempre, que dejaron su huella en la última etapa de Ñublense en la Tercera División, entre el 2001 y el 2004. Aún posan su lienzo en la galería norte.
También merece su espacio la autodenominada Furia Roja que alentó en la década de los 90' y que pronto dejó dicho nombre por la similitud con la Unión Española.
Antes de finalizar este breve repaso, es imposible no citar a la barra del Mercado que sin nombres, sin bombos ni lienzos, pero si con mucha picardía, no sólo era una facción fanática del Rojo, también se transformó en benefactora cuando la ocasión lo ameritaba.
Mario Cerendero, capitán del equipo campeón de 1976, recordó que "la barra del Mercado siempre nos regalaba frutas y verduras para cocinar en nuestras casas, sabían bien los problemas económicos que vivía Ñublense".
Miguel Hormazábal, masajista en los 90', uno de los peores momentos de Ñublense, expresó que "yo iba con un saco al mercado y la gente lo llenaba con comida, siempre nos apoyaban".
En cien años Ñublense suma miles de hinchas y cada uno de ellos vibra con el triunfo y sufre cuando el equipo cae en la arena del fútbol.
Los de Siempre 2001
Toman fuerza como barra, conformándose principalmente por jóvenes amantes del equipo Rojo. 2006