Helados de Yungay: una tradición familiar de más de 55 años
YUNGAY. Capri y Bocaccio son las dos fábricas que existen en la actualidad comuna ñublesina, famosa por los sabores artesanales de sus gélidos postres.
Las altas temperaturas que se han registrado en las últimas semanas en la Provincia de Ñuble y los calurosos días del verano que se vienen son la excusa predilecta para disfrutar de un exquisito helado de barquillo, para lo cual una sabrosa y tradicional alternativa son las fábricas que existen en Yungay: Capri y Bocaccio.
La fama de estos helados ha traspasado los límites comunales, ya que de todos los rincones nacionales son apetecidos.
Si se visita Yungay una parada obligada es servirse uno de estos postres en estas fábricas ubicadas en la cercanía de la plaza y que cuentan con amplias zonas de venta para sus productos.
Tradición Familiar
La más antigua es la fábrica de helados Capri, emprendimiento iniciado en 1961 por el matrimonio conformado por Sofía Burgos y Eduardo López (fallecido hace 20 años). Partieron con una pequeña fuente de soda y con un puesto de elaboración de estos productos.
Sus tradicionales sabores de lúcuma, chocolate suizo, pasas al ron, plátano, entre los 26 sabores que cuentan para ofrecer, han deleitado a distintas generaciones. En la actualidad se han renovado en su oferta y en sus instalaciones, pues la familia ha invertido en un local de dos pisos que cuenta con una moderna y amplia sala de ventas y máquinas con tecnología actualizada para ser más eficientes en la fabricación de los helados.
No obstante, la idea es no perder el sello tradicional que los ha acompañado por más de 55 años.
En la actualidad, la empresa que pertenece a los 11 hijos del matrimonio fundador la administra Mario López, quien tiene la ambición de crecer con la fábrica hacia otras comunas, como por ejemplo tener una sala de venta en Chillán, el sueño de su difunto padre.
"En la primera Fuente Soda que tuvo mi padre, frente a la plaza de Yungay, sus helados artesanales tenían bastante aceptación por parte del público. Lamentablemente sufrió un incendio, por lo cual tuvo que cerrar. Pero el ímpetu de mi papá no paró, ya que fue a Chillán y se compró una máquina italiana de segunda mano muy buena y recuerdo que cuando tenía 13 años me ponía a fabricar helados y quedaban espectaculares".
Mario López recuerda que después del incendio, el negocio familiar se ubicó en la calle Angamos de Yungay, pero pronto surgió la necesidad de acercarse de nuevo a la plaza. Su padre logró arrendar y después comprar el lugar donde se encuentra en la actualidad, en calle Esmeralda 422, a media cuadra del centro cívico de la ciudad.
Según el administrador, las actuales instalaciones son un esfuerzo financiero enorme. "Hemos levantado el nuevo local a punta de créditos, no ha sido fácil, trabajamos día y noche para sacar el negocio adelante. Ahora queremos terminar de equipar el local, ya que queremos colocar un restaurante en el segundo piso, ya que queremos diversificar el negocio", contó.
La apuesta de Bocaccio
Miriam López, una de las dueñas de Helados Capri, hace tres años decidió abrir otra fábrica de helados junto a su hijo, Guillermo Figueroa, a sólo una cuadra de su competencia, con otros sabores, en total 30 variedades.
"Nosotros utilizamos recetas diferentes a las que tienen los helados Capri. Hemos innovado en hacer muchos helados con yoghurt, frutas y buscamos sabores nuevos, como el Terremoto, Cola de Mono, Pan de Pascua, entre otras variedades".
Las modernas instalaciones de calle Tacna 232 cuentan con una cómoda Fuente de Soda para atender al público que viene a servirse un exquisito helado.
Las dos fábricas son parte de las atracciones gastronómicas de la comuna, por lo que los propietarios esperan que el municipio ayude a promocionarlas y así convertir a Yungay en la capital del helado artesanal de Chile.
Los helados de Yungay
En la fábrica de helados Capri, tomarse un helado de barquillo simple en una de sus 26 variedades cuesta $1.000 y la porción doble cuesta $1.500. Pero también tienen para ofrecer al público helados en paleta y se pueden comprar por cajas. Si se quieren probar los helados de Capri en Chillán Viejo se pueden encontrar en el Servicentro Shell cerca de la plaza de armas. En tanto, los 30 sabores de Helados Bocaccio se pueden degustar en barquillos a $1.150 el simple y $1.600 el doble. También se pueden encontrar en envases de medio litro, cuyo costo es de $3.500. Según Miriam López, el secreto del helado va en ocupar la mejor leche.