Inmigración
Señor Director: No cabe duda que en materia social, Chile ha avanzado. Sin embargo, aún persisten viejos resabios de inequidad y de búsqueda de políticas sociales efectivas bajo el enfoque de derechos que permitan hacer frente a los nuevos desafíos. Uno de ellos es la migración.
Más allá de la discusión pública y el foco sobre inmigrantes y la pseudo relación con la delincuencia, o el cuestionamiento del aporte a nuestra sociedad o el ensalzamiento de la raza por sobre la condición de persona, como país hemos errado el debate de lo que debiese ser la discusión principal: la disposición efectiva de procedimientos para favorecer su inclusión social.
Chile se mantiene como el país con mayor desigualdad de la OCDE con un 0,465 en el índice de Gini, seguido por México (0,459) y Estados Unidos (0,394). Según la Encuesta Casen 2015, en cerca de 278 mil hogares chilenos al menos uno de sus integrantes que sufrió un problema de salud no tuvo acceso a una atención médica. Sobre el nuevo dato de pobreza multifactorial de la Casen, que incorpora aspectos como cohesión social y trato igualitario de las personas, presentó una cifra de pobreza multifactorial de 20,9%.
No se trata de si el fenómeno de la inmigración impacta a Chile con menor empleo, aumento de la delincuencia, saturación de servicios sociales, desfocalización del Estado en torno a los extranjeros o reasignación de recursos destinados a programas sociales. Ese debate es ineficiente, cargado de estereotipos e inconducente.
Nuestro país -histórica y persistentemente- ha presentado deficiencias en estos aspectos. Los datos muestran que las políticas sociales no han logrado propiciar inclusión y participación ciudadana de forma efectiva, ni una igualdad en el acceso a oportunidades, ni tampoco instalar la temática de derechos sociales en sus servicios. Esto ha sido más allá del fenómeno de la inmigración.
El debate debería estar situado en la creación de políticas efectivas e innovadoras que consideren las problemáticas sociales persistentes enfrentadas a fenómenos como el migratorio, siempre teniendo como base el horizonte de su efectividad.
Fernando Fuenzalida Aguirre, Trabajo Social de U. San Sebastián .
Fascismo en Chile
Señor Director:Esta ideología anclada en Chile desde la época de entreguerras hasta el día de hoy, ha convertido a Chile en una sociedad que ejerce una autoridad estatal de rasgos fascistas adecuados al siglo XXI y que ejerce el actual poder político en un modelo neoliberal, excluyente de ideas contrarias a este, imponiendo un nacionalismo chauvinista, con un fuerte poder corporativo que dispone, financia y dirige la vida política nacional, donde el estado bajo la doctrina de seguridad nacional y la propaganda adecuada de los medios impone selectivamente quienes son sus "enemigos" a capricho de sus bases intelectuales y manteniendo en primer lugar a la etnia indómita mapuche, que es dura de roer desde la época de la conquista. Cuando el fascismo aborda el poder fue demostrado durante la segunda guerra mundial su selección de enemigos, judíos en primer lugar, curas y religiosos luego y gitanos o parias sociales como raza inferior.
Hoy el ejercicio del poder fascista en Chile tiene definido, mapuches como etnia, sus autoridades religiosas que son fuertes en poder y la pobreza extrema como elemento paria y en aumento en la proliferación de la brecha de desigualdad. Hoy el ejercicio plutocrático del poder, otro elemento propio del fascismo, hace que la "ley" actúe selectivamente y cual inquisición arremeta sobre todo lo que sea autoridad moral y religiosa de la Nación Mapuche, porque a la postre es eso lo que son, una Nación con más identidad que la Nación Huinca, sometida a la propiedad privada, al libre mercado, al endeudamiento plástico, a la expansión de las propiedades de quienes se "dicen" dueños de la tierra que usurpara el conquistador. Porque, quiérase o no, ellos estaban viviendo en este suelo de antes que llegara el español.
Desde esa época nada hemos aprendido de su real valor, menospreciamos su esencia y su cosmovisión, su religiosidad y sus' ritos los creemos sin valor; sin embargo, tienen el respeto a la tierra y la naturaleza como su eje rector. Es por eso que incomoda a autoridades de papel del actual Estado la fortaleza indomable y resistencia de la Machi Francisca Linconao, olvidando la autoridad que este pueblo es fuerte, más que toda la militarización, que la mujer mapuche lo demostró en los escritos de Alonso de Ercilla.
La política sorda no hará más que lo que se le ordene hacer. A las practicas fascistas no les importa el sacrificio de vidas, que en Chile también pululan por montón, guerras civiles, matanzas obreras, campesinas que más da. Si quienes tienen el poder de decisión son los herederos de los que ordenaron matar ayer en Pampa Irigoin de Puerto Montt, vano es pedir la libertad de Francisca o igualdad ante la ley, menos aun el básico principio de presunción de inocencia, después de todo es Linconao y no Larraín, es gastar palabras, aun con organismos internacionales que la amparan. Así se entiende el estado de derecho hoy en una visión autentica de un neo-fascismo en Chile ejercido por casi toda la sociedad.
Enrique Edis Jara Rivera.