Ningún chileno puede negar que, entre las grandes figuras de nuestra historia patria, nuestro santo chileno, Alberto Hurtado, con su vida ejemplar, es un verdadero emblema que representa el gran anhelo del cambio social, que genere justicia y mejores condiciones de vida para todos. Con su vida cercana a los pobres, su discurso consecuente, y ejemplar vida de servicio deslumbra como modelo de amor y servicio. Lo que es poco conocido es que durante un período de su formación como jesuita, realizó su noviciado en nuestra querida ciudad de Chillán.
En el país existe solamente un gran santuario para nuestro santo chileno y está en Santiago, donde reposan sus restos y se le recuerda de manera especial en cada peregrinación que se realiza. Como todo santuario mantiene viva la memoria de un gran hombre y consecuente sacerdote de nuestra Iglesia chilena, permitiendo que su ejemplo sea frecuentemente recordado por muchos que piden a Dios la gracia de poder imitarlo y seguir su ejemplo de vida.
¡Qué bien nos haría en Chillán tener más presente la figura de quien realizó su noviciado como jesuita en nuestra tierra! Con esa convicción, desde hace años, un grupo de católicos han buscado caminos para destacar más la figura del Padre Hurtado en el lugar donde fue novicio y creció en su deseo de servir a los más humildes, a sus "patroncitos", como les decía de corazón. Los esfuerzos ya se traducen en pasos concretos, gracias a la colaboración de la pequeña comunidad que se congrega en el lugar a diario para la santa misa, los colegios que llevan el nombre del santo chileno en Chillán, y la generosa donación de una capilla por parte de Universidad Católica de Chile, construida en estos días por las propias manos de jóvenes de esa casa de estudios.
Hemos celebrado la llegada de un nuevo año, en el que debemos seguir esforzándonos en la búsqueda de consensos, promoviendo el diálogo y el encuentro, en medio de la diversidad que nos enriquece. La tarea para el 2017 es la misma de siempre, construir un Chile más justo y feliz, siguiendo el ejemplo de ese gran santo chileno de la solidaridad, quien recibió en Chillán, durante su noviciado, la fuerza e inspiración que motivaron su entrega.
Carlos Pellegrin Barrera Obispo de Chillán