Partidas Políticas
Señor Director: La baja participación de la ciudadanía, en su participación de elegir a candidatos en cargos de reparticiones públicas, ya que cada cuatro años reaparece el estatus cubo, derecha e izquierda colocan sus cartas para sacar la mayoría de sus representantes a cargos de presidente, diputados, senadores, consejeros regionales, consejeros comunales, alcaldes.
Cada año de elecciones se pierde el voto de confianza de la gran población, desencantada por la falta de realismo, sinceridad, solidaridad, ética, moral social, donde la clase política partidista, no representa las verdaderas necesidades de la gran población su calidad de vida, es de llegar asfixiado al mes, sin proyección, en que el poder adquisitivo es endeudarse, el retail genera alta tasas de interés muchas veces cuestionadas, el ente regulador no realiza sus función de control por los resquicios judiciales de las grandes cadenas que se coluden, sin tener un trato justo con el ciudadano.
Una de las tantas afecciones que aquejan a la sociedad, pero las partidas políticas se financian, extorsionan por los grandes grupos económicos, esto lleva a la pregunta ¿quién vela por los intereses de la nación-estado en materia de recursos naturales, económicos, sociales, etc.? La indignación cada vez se acrecienta, de quienes llevan años en cargo prácticamente vitalicios, coaptando el desarrollo de todos los chilenos, se aburguesan, olvidan que representan, sin legado al país.
Hay un divorcio entre el ciudadano aburrido, asteado, de ideologías, modelos que dividen a un país, las generaciones se contamina por hechos ocurridos, gatillados por ambos conglomerado, en que miembro de partido realiza un discurso tóxicos que persuade a la gran población de resentimiento, dando a entender que no se han modernizado o no entienden que estamos en el 2017. La gente quiere desarrollo, innovación, sustentabilidad, oportunidades, mejor salud, educación, trabajo, pensiones, si en fin de cuentas todos vivimos en un país que hay que mejorar por el bien común.
Abraham Alberto Cerda Encina
Ballet folclórico municipal
Señor Director: Aplauso de pie. Más preciso, una ovación sostenida por los tres niveles del Teatro Municipal de Chillán para celebrar un espectáculo de verdadera jerarquía digno de ser disfrutado en cualquier escenario de Chile.
La noche del sábado 14 de enero merece ser recordada como un nuevo jalón del nuevo tiempo cultural que vive Chillán. Se presentó el Ballet Folclórico Municipal dirigido por Osvaldo Alveal, quien lució su talento, conocimientos y capacidad para dirigir y motivar a cuarenta músicos, cantantes y bailarines. El programa mostró un recuento de bailes tradicionales de América Latina y luego un compacto de la Fiesta de la Tirana. Cada puesta en escena lució cuánta preparación hubo para ofrecer al público un espectáculo de verdadera calidad. Los trajes, máscaras, para señalar lo más vistoso, asombraron al público que supo advertir cuánto trabajo había detrás del brillo que inundaba el escenario.
Es oportuno recordar que Osvaldo Alveal estuvo largos años ofreciendo a las autoridades municipales de otro tiempo montar en Chillán un elenco donde pudiera vaciar sus estudios y larga experiencia en la puesta en escena del folclor americano. Todo fue inútil puesto que entonces una obra de este signo no logró convencer a quienes debían tomar las decisiones. Al asumir el alcalde Sergio Zarzar llamó de inmediato a Osvaldo Alveal y le brindó todo su apoyo para realizar su sueño. Sólo un artista del calado de Osvaldo Alveal puede convocar y comprometer a cuarenta jóvenes para embarcarse en una nave cuyo puerto era una ilusión.
Osvaldo no tuvo complejos ideológicos absurdos y pequeños y reconoció ante el Teatro lleno que este Ballet era posible gracias a un alcalde que ha sabido valorar a los artistas chillanejos, ofrecerles espacios y recursos para desplegar sus potencialidades. ¡Grande Osvaldo Alveal! ¡Grandes cada uno de quienes lo acompañan en esta hermosa aventura!
Alejandro Witker Taller de Cultura Regional UBB
Terrorismo
Señor Director: Todavía no se sabe quién envío el explosivo, camuflado como regalo, a la casa del director de Codelco en La Reina, en Santiago. Sin embargo, rápidamente políticos y empresarios rechazaron transversal y públicamente el ataque, que varios calificaron de inmediato como un acto terrorista.
Quizás, esta vez sintieron el peligro más cerca de sus casas, de sus barrios, de sus familias, no como algo ajeno que ocurre lejos, en algún campo interior y que afecta a personas desconocidas. Tal como hace tiempo sucede en La Araucanía. Quizás por eso, el repudio generalizado y sentido del viernes no alcanzó para un desconocido cuidador llamado José Retamal, calcinado al día siguiente en Cañete, por causa de un atentado incendiario donde no hubo ni siquiera esa burda sutileza de un regalo de por medio.
Jorge Gómez Arismendi