El impacto sicológico de los incendios forestales
CATÁSTROFE. Problemas en el sueño, ansiedad, tristeza, son las manifestaciones más comunes a este tipo de emergencias. Sólo el 10% presenta estrés post traumático y requiere ayuda médica.
L os incendios forestales que durante estas dos semanas han azotado a la zona centro sur del país, no sólo han provocado destrucción material, sino que también dificultades emocionales, tanto a las personas que se han visto afectadas por la pérdida de manera directa -las que han debido abandonar preventivamente-, así como también quienes han seguido la catástrofe por televisión o redes sociales.
"Realmente ha sido complicado lo que nos ha tocado vivir producto del incendio. Primero debimos combatir las llamas, haciendo cortafuegos, y después cuando se descontroló debimos salir de la casa y esperar en un paradero por un par de horas, lo que me ha generado un gran desgaste emocional y físico", detalló Juan Arias, vecino de la localidad de Santa Cruz de Cuca.
Pero más allá de lo complejo que implica para las personas, ¿cuál es el verdadero impacto que trae a futuro en la vida de quienes se han visto enfrentados a una experiencia extrema?. Si bien, tomando en consideración la gran cobertura que se ha desplegado, las imágenes que una y otra vez se han mostrado por distintas plataformas, se podría pensar que pudiesen afectar psicológicamente en gran medida a quienes han estado expuestos a su acción en cualquier lugar del mundo, en nuestro país no es así.
"La mayoría de las personas que enfrentan una situación extrema, evolucionan de buena manera, sobre todo en nuestro país donde estamos acostumbrados a vivir desastres. Hemos ido creando una cultura de resiliencia, lo que nos ha ayudado de buena manera a adaptarnos ante hechos adversos", precisó la psiquiatra Claudia Quezada, encargada del Programa de Salud Mental del Servicio de Salud Ñuble (SSÑ).
Diversas estrategias
En términos generales gran parte de quienes se ven enfrentados a catástrofes sufren en algún grado de trastornos del sueño, ansiedad, estrés; no obstante, logran llevar una vida normal. Sin embargo, el 10% presenta algún grado estrés post traumático y necesita de ayuda profesional para poder superarlo, "siendo niños o las personas que hayan experimentado problemas de salud mentales con anterioridad, los más proclives a tener dificultades", precisó la doctora Quezada.
Consciente de lo urgente de la atención para evitar que las persona tenga problemas en el diario vivir, es que el SSÑ una vez producida la emergencia forestal desplegó por los distintos focos de incendio equipos para minimizar el impacto en la población.
"En esta primera fase nos hemos abocado a realizar un diagnóstico a través de un instrumento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se utiliza en estas ocasiones, que nos permitirá saber los daños en la población. Para ello, hemos reforzado los equipos locales para que fueran a terreno, en albergues", detalló Claudia Quezada.
Junto a lo anterior, y como una manera de poder tener una visión lo más clara posible, se ha procedido a dividir a las personas de acuerdo al grado en el que han sido dañadas: directamente afectados, pérdida de bienes, amenaza de pérdida (evacuadas), brigadistas o bomberos, equipos de salud que están diariamente en medio de la catástrofe. Y personas que, a pese a no sufrieron pérdidas, viven en la misma comuna y se enteraron de la catástrofe por la televisión o lo siguieron por las redes sociales, sensibilizándose por las imágenes, provocando cierto grado de estrés o temor.
Comparación
A diferencia de lo acontecido en el terremoto del 2010, donde se realizó un trabajo más transversal, en estos incendios parte importante de las labores de contención han estado dirigidas a los niños, a través de actividades lúdicas como la utilización de globos terapéuticos. "La idea es entregarle herramientas para enfrentar la situación que están viviendo", destacó Claudia Quezada.
Al ser consultada si el sismo del 27 de febrero y los incendios forestales guardaban similitud en relación a los niveles de estrés provocados, la profesional del SSÑ precisó que eran fenómenos distintos, "el movimiento telúrico se produjo en un momento determinado; en cambio, las intensidades de las llamas eran variables, lo que implicaba que las personas tuvieran que estar contantemente en alerta de evacuación.
En un primer momento, la planificación consideró los primeros auxilios psicológicos, un concepto que se trabaja a nivel mundial en este tipo de emergencias, que privilegian el componente humano, acompañando, escuchando, entregando soluciones prácticas a las necesidades básicas.
Con posterioridad, se analizará quiénes requieren de una atención especializada, la que se abordará a través de duplas sicosociales (sicólogo-trabajador social), quienes derivaran en el caso que corresponda a los diferentes centros de atención comunales o de ser necesario al hospital de Chillán. Se establecerá como plazo para completar dicha tarea, dos años, mismo lapso que se utilizó en emergencias como el terremoto del 2010 o el incendio de Quillón el 2012.
Desorganizaciòn social
Para Ingrid Quintana, directora de la escuela de Psicología de la Universidad del Bio Bio (UBB), "estos incendios forestales hay que situarlos en un contexto de catástrofe, y cualquier suceso de estas características representa un hecho negativo, imprevisto, brutal, que provoca pérdidas humanas, destrucciones materiales".
Junto con lo anterior, a juicio de la académica, esta situación extrema produce una desorganización social que se debe atender. En ese sentido, es muy importante el papel que juega la institucionalidad y la ciudadanía, a través de la cooperación. Si bien Quintana destaca el marcado carácter solidario que se ha podido apreciar durante la catástrofe, "este sentimiento de solidaridad está permeado por una crisis de confianza en las instituciones, lo que ha provocado que mucha gente se movilice con las ayudas de mutuo propio", reflexionó.
Pero no sólo cuestionamientos de orden institucional nos han dejado estas dos semanas en que el fuego ha arrasado más de 500 mil hectáreas en la zona centro sur del país. Lo anterior, pues pese a que estos sucesos son vistos como una amenaza a la vida, se han sumado la gran cantidad de rumores sobre el origen del fuego. "Aparecen dudas que estos acontecimientos fueron provocados por la acción humana, lo que genera un trauma moral que debilita la imagen que las personas tienen de las mismas personas, fragmentando el sentido de comunidad y aumentando el sentimiento de catástrofe", reflexionó Quintana.
Según la académica, esta división del tejido social se ha producido por la circulación de noticias sin un mayor fundamento, sólo alimentada por rumores. "Por lo mismo, hay que garantizar una información responsable sobre todo en redes sociales, que acrecientan el trauma", finalizó Ingrid Quintana.
"Aparecen dudas que estos acontecimientos fueron provocados por la acción humana, lo que genera un trauma moral que debilita la imagen que las personas tienen de las mismas personas"
Ingrid Quintana
Directora Escuela Psicología UBB"
Experiencia internacional
Con la finalidad de entregar una mejor atención a la comunidad afectada, los profesionales del SSÑ se han nutrido de la experiencia de países como Australia, que ha sufrido grandes incendios, literatura internacional para ver qué sería lo esperable en este tipo de situaciones, y el trabajo en terreno. "El objetivo de poder elaborar la estrategia de intervención más adecuada a nuestra realidad, considerando que en los lugares que se vieron afectados (Portezuelo, Quirihue, Coelemu) son de una alta ruralidad y vulnerabilidad existentes", subrayó la doctora Claudia Quezada.