La eficacia, el prestigio, ahora entra también por la vista. Uno entra a su nuevo local, en su mismo sitio, y se percata de que va entrando en un recinto muy de acuerdo con el rol social que está cumpliendo. A pesar de que su nombre, que debería estar asociado al nombre de un profesional de la salud, al tener el nombre de una cantante y artista de nivel nacional e internacional, no parece por ese hecho que el lugar pareciera estar comprometido con el arte y el arte será siempre un bien delicado, que busca la belleza. Encontré bello el edificio, cómodo y bien dispuesto, para la atención de tanta gente, que siempre serán personas preocupadas por su salud, sus habituales usuarios. Este debe ser el Cesfam más concurrido de Chillán. Y por eso mismo, debe ser el más exigente por el gran número de personas que atiende.
Mi condición de usuario de este servicio, me transforma en un testigo presencial de lo que digo y afirmo. Ya en ocasión anterior hice una descripción de la sala "Especialidades" del Hospital donde tuve ocasión de apreciar el trabajo de sus especialistas sobre su trabajo. En este caso, era la especialidad de Kinesiología, atención requerida, ahora, por tantas personas. Fue una bonita experiencia apreciar el trabajo de sus expertos.
Ahora mi compromiso es distinto, porque se trata de someterse a la atención de mi salud, que exige una visita periódica para ser atendido permanentemente por un médico, una enfermera, una nutricionista. Además de todo eso, los compromisos con los laboratorios, con los exámenes de sangre y de orina. Un compromiso de fondo de ojos y un electro, para saber cómo está el corazón. En verdad, todo este quehacer médico cuenta con el concurso de muchísimas personas que se comportan a la altura de las circunstancias, complementando admirablemente el trabajo de los especialistas. Tal sucede con quienes deben atender a los pacientes para pesarlos, medirlos, tomarles la presión, etc. Aquí me encontré en una de mis visitas con una señora, cuya alegría se apreciaba en el lugar de su trabajo, creando un clima satisfactorio. Gracias Anita Acuña, porque me hizo sentir no tanto en un centro de salud, sino en una sala de arte. El nombre del consultorio ayuda para apreciarlo así.
Una sola crítica le haría a este centro: En realidad, no es una crítica, sino una sugerencia: colocar una persona más en la farmacia, para que el usuario haga un solo viaje y no dos, para pedir y retirar sus remedios. Lo demás es pura risa.
Por Carlos René Ibacache I. Miembro Correspondiente
por Chillán de la Academia Chilena de la Lengua.