La tipificación de la carne nació en los años 90 con la impronta que iban a detener las importaciones de carne, que permitiría crecer a la masa ganadera y que premiaría con precio la mejor calidad. Eso no solamente no pasó, sino que fue todo lo contrario. En su momento se introdujeron modificaciones. Así, si bien nació usando la palabra Vacuno para la tipificación y con el tiempo varió unificando las letras V y A, y quedó actualmente como Vacuno.
Sin embargo, no ha sido suficiente y se están pidiendo cambios, especialmente porque se considera que se genera una suerte de competencia desleal con las importaciones, ya que es difícil comprobar que sea efectiva la tipificación que dicen tener, es cosa de revisar la venta de carne envasada en supermercados. La normativa tiene dos etapas. Una es la clasificación de las canales y la segunda es la tipificación de cortes que tiene alguna variable de calidad, que en el caso de Chile es por edad y sexo del animal.
Además, el sistema no responde a la modernización que ha tenido el país. La tipificación ha terminado perjudicando a nuestros productores, porque Chile cambió y hay una reconversión genética, hay una gran cantidad de ganado angus rojo y negro y otras razas de carne, mientras que antes había prácticamente solo ganado americano de lechería o doble propósito, y cuando competía con Brasil o Paraguay con su ganado Bos indicus, no había tanta diferencia. Pero hoy, que tenemos las mejores razas carniceras del mundo, quedamos absolutamente obsoletos con la Ley de la Carne, que es positiva en otros aspectos, pero en el tema de la tipificación que intenta medir calidad del corte está absolutamente errada. Por ejemplo la categoría V tiene que ver solamente con la edad del animal, medida a través de su cronometría dentaria. Pero ahora compite un novillo angus chileno con uno Bos indicus de Paraguay, ambos V, pero son distintas especies y razas, que no tienen nada que ver en calidad, y su valoración internacional es muy distinta.
Estas normativas afectan las decisiones de mercado. Es difícil hacer entender a un consumidor que dos carnes que son V pueden tener distinto valor, cuando la tipificación oficial dice que son de igual calidad. Entonces, esto en la práctica a hecho que las carnes paraguayas y brasileñas le pongan un precio techo a la carne chilena. Nuestros productores no pueden vender una carne V en Chile más cara que la V que llega de Paraguay o Brasil. Eso a perjudicado a los productores y ganaderos y a las mismas plantas, porque ese animal angus, en Uruguay u otros países vale más caro que en Chile, pero acá no se puede pagar más, porque llega carne de muy inferior calidad, pero categoría V, y que vale a veces hasta 30% menos. En consecuencia cada vez hay menos animales y, por lo tanto, menos faena, y a raíz de eso han tenido que cerrar plantas o líneas completas de producción. Urge por lo tanto la modernización de la legislación que ha terminado distorsionando el mercado de la carne y desmotivando a nuestros propios productores sin reconocer los avances y modernización del sector ganadero.
Frank Sauerbaum Ex DIputado por Ñuble Ingeniero Comercial-MBA