Felices los que lloran
Inscripción 15
Si sólo supieras cómo lloro y no puedo
despertar, qué graciosa me verías si
estuvieras como yo frente a los ríos de mi
país llorando por ti. Me contaron y no es
cierto, únicamente yo te he visto,
vi tu cara color del azabache y del cielo
pero no. Los muchachos sacaron
banderas blancas en el campamento, pero
igual nos golpearon ¿Estás tú entre los
golpeados, los llorosos los muertos?
¿Estás tú también allí mi Dios durmiendo
cabeza abajo?
No hay perdón para esta nueva tierra, me
dicen y nada de lo que hagamos cambiará
la suerte que tendremos, pero yo lloro y no
despierto y mi Dios se aleja como un barco.
Inscripción 16
Presidentes y países me siguieron. Hartos los
países y los animales y yo pregunté con boca
por ti. Embanderaron y rayaron el
campamento con consignas y los muchachos
se acercaron burlándose. Ronca, me
llamaron. Yo no tengo cobardía le respondí
a los presidentes, a los países chilenos, es él:
mi amor y mi voz que no viene.
Oh mi manco, mi destruido, que nada se sabe
y es lento. Los países se acercaron para
preguntarme. Mucho me miré con ellos y les
dije que no era yo, que por orden no era yo.
Que tú eras yo. Que tú hablarías por mí. Que
por computers y satélites hablarías cuando
aparezcas si apareces y arreglemos cuentas.
Inscripción 17
Crecieron los ríos y los países vinieron a
visitarme. Luego atacaron con helicópteros
desde el aire y yo me partí entera viendo
por si venías tú entre los equivocados.
Los presidentes me hablaron a mí, que soy
humilde y silenciosa, me hablaron cosas del
entendimiento, pero yo sólo me imagino que
me miras y que yo de la compasión tuya me
fortalezco.
Chilenos y hermanos me dicen que no hable
porque todos tenemos registro, pero a mí no
me importa si no estás, aunque no sientas
pena por mí no me importa porque si la
tuvieras vendrías. El Presidente me trajo
noticias, pero tú no sales nunca, no sales
ni te asomas nunca para que yo ahora a ti te
humille, oh mío de mí, con palabras de mi boca.
V.D.H.
Háblenme entonces países del mar, del aire y de los
continentes que son.
Díganme países chilenos por qué.
Por qué por negritud se pone el día y volando pasan
y no me huelen siquiera si a todos huelen.
Díganme entonces por qué me morí.
Estoy hueco, loca de amor y muerto. Me acerqué con
los pocos huesos y sólo la piedra quedó. Por abajo
me fui arrastrando con el río de mis hermanos y me
allegué a los países que se nombran.
Primero éramos nosotros, mandante el único país y
los demás eran pueblo por apellido de la madre mía.
Pero los hermanos se tocan y hablan cosas entre
ellos. Pero a mí no me incluyen.
Las provincias lo dicen. Lo dice el versículo de los
presidentes y de las autoridades chilenas, blancas
y mandantes. Todos los versículos de parentesco
ordenan que reparen en mí, pero ellos no cumplen.
Para ellos yo no soy sino un bulto.
Son todos ostentosos, no me miran ni me hacen caso.
Esperen a que los países chilenos se despierten y vuelvan.
Sí, esperen no más a que se saquen las orejeras.
M.E.S.
Háblenme y díganme entonces por qué llegan todos y
no me miran.
Por qué siguen de largo.
Por qué vienen aires y vientos y no me rozan como
si yo fuera nada.
Por qué me ignoran y se hacen los indiferentes.
Por qué vienen los presidentes, los mandados y los
animales si es sólo para negarme. El viento junta
piedras a mi alrededor pero yo crezco para abajo
enterrándome como versículos. Sí, porque el viento
y las piedras se entienden y en cambio a mí incluso
las cucarachas me esquivan o no me ven.
Toda la tierra habla, los países, los rascacielos, la
nieve y el pasto. Yo me arrastro con los hermanos y
todos se llaman con los mismos nombres secos y
duros, pero nadie dice nada, nadie habla y hasta
el aire a mí me atraviesa como un hueco.
Díganme países chilenos, hijos de los nombres secos
y duros, por qué el viento no me sacude a mí aunque
sea como las hojas. Por qué no me mueve siquiera
así como a las faldas de las mujeres.
Pero a nadie le importa. Ninguno quiere escucharme
nadie repara en mí y la tierra gira olvidándome.
R.S.A.
Mírenme ahora poderes intercontinentales de las
misileras chilenas y bases.
De los rayos que vieron surcar el cielo cuando era
Nueva Santiago una estrella como Nueva Cuzco.
Todos están desaparecidos, tal vez los satélites que
dan vueltas son sus tumbas.
Pero los hermanos míos están, gauchos y camaradas
aunque a mí no me toquen ni me vean.
Por planeamiento fueron los países. Así yo también
me fui del alma y los vi a todos: blancos los países
del cielo, azules los del mar y amarillos los humanos
pendencieros y despreciativos.
El padre mío me dijo, el habló el exterminio. Primero
fueron los sueños, luego el pensamiento y al final
los poderes que tienen los hombres o los mandantes
o los presidentes.
Así cayeron los países chilenos. Son quince contó
padre. Cuando planearon juntos fue tan hermoso.
Ay entonces, les dije a ellos, háblenme, tóquenme
que ustedes son mis países y yo no soy rencoroso.
Cuando me miren países chilenos, de nada valdrán
sus anti-láseres ni la hierba que a mí me cubra ni la
pena que sientan. De nada sus misiles, sus bombas
teledirigidas, sus caza satélites. Sólo dolor será.
ANA CANESSA
ROMPE A LLORAR FRENTE A SU HIJO
¿Todo el amor? Te fuiste. Te fuiste no más y vino
el aguacero. Lluvia del amor que tuvimos per te
figlio, hijo mío. Dove sei stato? ¿Dónde? ¿Dónde?
Bimbo mío te arrancabas porque querías ver de
nuevo a tu padre que tan joven se me fue, río de
mis estrellas, como tú ahora te has marchado, fli
fli, figlio mío. Volviste tras padre comido y llegó
el aguacero. Lluvia y lloro del amor mío que se me
ha ido. Yo no te quería pero te quise. Cuando
llegamos de Génova Io non'o trovato parolle piu
belle per dirti figlio mio, hijo mio. Mira ahora las
lenguas muertas. Porque qué poco me parecen las
palabras que te digo en muerto como todo lo oral
y lo escrito. Y ahora que lejanas me parecen las
cosas, las palabras íberas, toscanas e idiomas.
Con metal le digo a usted que escarbe tras estas
letritas y vea el torrente de mis estrellas que
cayó en noche, duelo y amor. ¿Todo el amor? Todo
todo... figliollino mío. Todo el amor ¡Es tú! ¡Es tú!
¿Yo?
ANA MARÍA ZURITA
ROMPE A LLORAR FRENTE A SU HERMANO
Hermano puso, pone, chanta y larga; te amaba, te
quería tanto fratello mio, che Io non credevo que
te pondrías malo, borro y punto. Al abrirse, al
verse las letras que tú pusiste yo vi tu cara y
tras tu cara miles de fosas y puntos del cielo
escribiéndose. A qué hondor llegaste ahora. A qué
punto de tu pesadilla. A qué mal y cattiva del tuo
sogno sei arrivato fratellino mío, fratello, mar
de las estrellas. Lloro puse cuando éramos niños
y tú me pegabas. Sei un bimbo bello ma cattivo.
Lloro puse y ahora delante de ti que poco y chico
me parecen las luces de las naves, de los misiles
y espaciales subiendo. Io vorrei dirte. Yo quiero
decirte. Quiero yo contarte. Más abajo te vi de
los países enterrados, más abajo de los galpones
y de las tumbas. Io voglio. Yo quiero. Yo digo que
tomes mi mano nuevamente y vamos juntos. Toma
fratello mío mi mano, recoge todo el manto de mi
amor cuando te miraba, abrázame ahora y escucha.
¿escucho?
Adelanto del libro "Verás" (Ediciones Biblioteca Nacional),
antología de la obra del poeta Raúl Zurita.