Agua y energía son claves para la producción alimentaria. Y si bien contar con ambos depende en gran parte de la naturaleza, hacer un uso eficiente de ambos puede significar no solo volverse más competitivo, sino que también mantener disponibilidad de ellos por más tiempo. Por eso, la eficiencia energética se ha vuelto un tema clave en la producción agroalimentaria. La eficiencia energética permite a las empresas usar la energía de una manera eficiente y, por tanto, influir directamente en sus costos energéticos.
Particularmente, las pequeñas y medianas empresas del sector agroalimentario no tienen la posibilidad de intervenir en los costos de sus insumos (por ejemplo, harina, carne, alimentos para animales etc.) o en los precios de los combustibles (gas, carbón, petróleo), que están más o menos dictados por el mercado, pero tienen la posibilidad de influir en la eficiencia con que usan estos insumos.
Es importante controlar este factor de gastos para la energía, que representa, dependiendo de cada empresa, entre 2% y 15% de los costos totales. Optimizar, en este sentido, significa aumentar la eficiencia energética y la competitividad de la empresa. Avanzar en esto es clave que las empresas, independiente de su tamaño, tengan claro cuál es la línea base para analizar sus oportunidades.
La eficiencia energética siempre va de la mano con una eficiencia de todos los recursos y materias primas. Si puedo reducir el consumo de agua para un cierto proceso, porque puedo optimizar la eficiencia energética, tiene un impacto en todo el sistema de abastecimiento energético. Es necesario que las pequeñas y medianas empresas del sector agroalimentario tengan acceso a información y herramientas sencillas, para que puedan identificar cómo pueden producir con menos energía y menos recursos manteniendo la misma calidad. Si se logra, toda la cadena de producción se hace más eficiente.
Es esencial que una empresa productiva conozca cuál de sus procesos consume determinada energía. Es importante saber cuáles tecnologías trabajan eficientemente, cómo puedo calibrar y mejorar mis parámetros productivos, dónde puedo integrar fuentes de energías renovables, dónde puedo gestionar el uso de agua y recuperarla.
Para todo esto, es de gran importancia el registro y manejo de datos en la producción. Para las pequeñas y medianas empresas, la información inicial como el "antes de" es crucial para partir. En los últimos años, los productores han recibido normas claras referente a su eficiencia y cómo deben producir. En Chile la tendencia es la misma. Las empresas productivas se verán obligadas a ser más eficientes y aplicar soluciones. La inversión en sistemas de medición y gestión de información es rentable. Para las empresas pequeñas es posible sacar provecho sin perderse en detalles y ser experto en el manejo de datos.
Frank Sauerbaum,
Ingeniero Comercial-MBA. Ex Diputado por Ñuble.