El mes pasado compartía con ustedes el nefasto sistema de Isapre, cuyas ganancias del 2016 reportó $ 51.062 millones, según la información dada por la Superintendencia de Salud. Además, el organismo fiscalizador informó que la ganancia bruta aumentó en 11,3% a $ 270.176 millones, una cifra récord en los últimos cinco años. Podemos hablar perfectamente del excelente negocio de la salud. Me pregunto: ¿la ciudadanía desea que la salud sea un negocio?
¿Se justifica un alza anual de los planes de salud, con tal nivel de utilidades crecientes cada año? Algo huele mal, a quiénes protegen las autoridades elegida democráticamente?, y a pesar de esto; aún hay gente que se abstiene de participar en política, si son los políticos nuestros representantes y es lo que debemos recordar en especial en las urnas. A quienes sirven los señores políticos o a quienes protegen? La salud es tanto o más importante que la previsión y la educación, ya que sin salud no hay pensiones, y por tanto, tampoco educación; la salud es el primero de los derechos, que tanto nos recuerdan los obispos, el derecho a la vida, también exige denunciar a los que atentan contra la vida y su salud, ya que sin ella no hay vida.
Son las Isapres y las AFP, un problema? O es la falta de regulación por parte del estado y de sus autoridades? si Chile crece a menos de un 2%, estos genios empresariales crecieron en el mismo contexto 62,2 %, no existirá un límite para hacerse de dinero a costa de la salud?. Además el sistema se pone más duro, ya que así como ganan las Isapres, también quieren ganar las clínicas, y por tanto también, los médicos. Lo digo por la condena de los tribunales a ginecólogos de Chillán por colusión para subir precios. Si sumamos todos los que ganan, te obligan a tomar un seguro complementario, que también de seguro algo debe ganar, para paliar la deuda que te genera una enfermedad que no pediste. Con razón, puedo titular el nefasto negocio de Salud, en el que todos ganan a costa del dolor, y que muchos callan haciéndose cómplice del sistema que te mata. También, los periodistas y medios que no ponen las verdaderas preguntas a los candidatos. No votar, también es callar.
Pbro. Alejandro Cid Marchant Licenciado en Filosofía. Obispado de Chillán.