"Antes las teleseries tenían una mayor preocupación narrativa y contenido"
Por más de una década el actor Bastián Bodenhöfer (56) ostentó el título de galán durante la época de oro de las telenovelas chilenas. Integró exitosas producciones como "Ángel malo" "Trampas y caretas", "Ámame", "Rojo y miel", "Tic-Tac", entre otras telenovelas de culto.
Hoy Bodenhöfer se encuentra alejado de la pantalla chica dedicado al teatro y a impartir talleres de expresión y manejo de la voz a docentes, además de oficiar como chofer Uber durante sus ratos libre.
El actor aprovecha de contar detalles sobre algunos proyectos junto con analizar el actual escenario de las teleseries chilenas y el por qué hoy no es considerado en ellas.
Nueva obra
¿En qué estás trabajando hoy en día en materia teatral?
-En este momento me tiene ocupado una obra de un gran novelista chileno Hernán Rivera Letelier, donde yo hice una adaptación para teatro de un de sus libros. Llevamos meses de conversaciones y él está muy contento con el resultado final. Es un espectáculo gran, muy complejo con 22 personas sobre el escenario. Tiene fecha de estreno para el próximo año. La ideas es estrenara justamente en el norte.
Hace algunas semanas se dio a conocer que estás trabajando como chofer de Uber, ¿cómo ha sido la recepción de la gente?
-La reacción de la gente ha sido muy sorpresiva y agradable. He tenido conversaciones con pasajeros fantásticas. De hecho tengo miles de historias que comencé a escribir y que en algún momento voy a publicar.
¿Tienes ganas de volver a las teleseries?
-La verdad es que eso no depende de mí. Depende si te llaman o no.
De todas tus novelas, ¿hay algún personaje que la gente te recuerde con frecuencia?
-Hay varios pero a diario recibo muchos comentarios sobre mi personaje de Tomás Barcelona en Tic Tac. Esa teleserie marcó un hito dentro de las teleseries por el carácter de cómics que se le dio a los personajes. Hay otra telenovela que le tengo mucho cariño y que desgraciadamente por una administración del Canal 13 en aquel entonces echaron a perder la teleserie "Cuenta Conmigo".
¿Recomendarías hoy estudiar actuación teniendo en cuenta lo saturada que está esa profesión?
-Es una carrera que como cualquier carrera artística está vinculada estrechamente a la vocación que uno pueda tener. Es decir, si uno no tiene vocación es mejor no estudiar esa carrera porque es una carrera difícil y el campo de trabajo es difícil. Totalmente inestable. De repente uno puede estar dos o tres años cesante y de un momento a otro te llegan cinco ofertas de trabajo.
Poca gente sabe que también eres músico, ¿aún cultivas esa faceta?
-Sí, pero en las sombras. En este momento me dedico a la composición. A veces me piden componer para una obra de teatro o trabajos audiovisuales.
También participaste en la película de Alejandro Jodorowsky "La Danza de la Realidad", ¿qué nos puedes contar sobre esa experiencia?
-Fue una experiencia admirable. A Jodorowsky lo conocía desde antes cuando fui agregado cultural en París. Ahí nos hicimos muy amigos, entonces fue muy grato volver verlo. También tuve una participación más pequeña en la segunda película de Alejandro "Poesía sin fin".
Otra historia del baúl de los recuerdos es que fuiste coanimador del Festival de Viña del Mar, ¿cómo sucedió eso?
-Fue hace muchos años cuando trabajaban en TVN. La idea ese año fue agarrar dos animadores y dos actores para que coanimaran junto a Antonio Vodanovic y Margot Kahl. Los escogidos fuimos Claudia di Girólamo y yo. También estaba Felipe Camiroaga. Yo no tenía ninguna experiencia como animador. El mejor Festival de Viña se vive ahí. No tiene nada que ver con lo que sale en pantalla.
Calidad
Tu fuiste parte de la época de oro de las teleseries chilenas, ¿por donde crees que pasó el éxito de aquellas producciones?
-Creo que hay distintos factores. Hay un factor objetivo que en esa época no existía el cable ni internet. Tampoco había televisor en las casas y si los había estaba en el living, entonces era un panorama familiar. Ese es el dato duro.
Por otro lado, los directores que empezaron a hacer teleseries, la mayoría eran directores que estudiaron cine, por lo tanto había una preocupación estética, narrativa, de contenido e imagen. En ese sentido, al tener esa preocupación de calidad de producto se tomaba más tiempo. Los libretos también tenían mayor contenido.
Hoy en día las teleseries están destinadas a un público joven. Por lo mismo los elencos son más jóvenes y a actores de mi edad los llaman cada vez menos, porque ya no existen personajes que tengan más carrete de vida. Cualquier ser humano a partir de los 50 años tiene otra visión del mundo, argumenta con mayor profundidad.