Gran polémica causaron los dichos planteados por el Fiscal Nacional del Ministerio Público, Jorge Abbott, quien tras producirse un ataque incendiario en San José de la Mariquina que terminó con 29 camiones destruidos por desconocidos, endosó la responsabilidad de lo ocurrido a los propios empresarios por no haber tomado mayores resguardos para evitar el atentado, pese incluso a que el propio gobierno invocó ese mismo día la Ley Antiterrorista al interponer una querella contra quienes resulten responsables.
Sus palabras encontraron inmediato eco en la comunidad y las redes sociales, donde se cuestionó que el máximo representante del órgano persecutor de delitos penales en Chile culpara en este caso puntual a las víctimas por haber sido objeto del atentado.
Ayer, sin embargo, el fiscal nacional ahondó en sus palabras, y contó que la empresa que resultó afectada ya había sido advertida por Carabineros de que podía ser blanco de un ataque, pese a lo cual no se incrementaron las medidas de seguridad. De hecho, al momento del atentado sólo había un nochero en labores de vigilancia, pero no existían cámaras de seguridad u otros elementos disuasivos.
Cuenta comprender este razonamiento, sin ponerlo en el contexto de la escalada de violencia que se vive hoy en la zona de conflicto mapuche, en las Regiones de La Araucanía y Los Ríos, y por lo cual las declaraciones del fiscal Abbott dejan una sensación pública de que este nivel de violencia ya está instaurado dentro de una cierta "normalidad" en la región, frente a la cual sólo queda protegerse.
¿Podría entenderse que el fiscal ha dado por perdida la lucha contra la delincuencia?, ¿qué queda entonces para los ciudadanos del territorio que son testigos permanentes de actos de terrorismo?, ¿podrían repetirse actos tan inhumanos como el crimen del matrimonio Lucksinger-MacKay?
Son todas estas las dudas que dejan las palabras de la máxima autoridad del Ministerio Público, que inclusive fue respaldado en sus dichos por el Gobierno.
A la luz de lo sucedido en nuestro país, resulta educativo comparar cómo la sociedad española o francesa han reaccionado tras ser foco de atentados terroristas en el corazón de sus ciudades. La respuesta masiva frente a estos hechos ha sido la unidad, el dar una señal como sociedad de que no están dispuestos a dar victoria al terror y al miedo. Lo que debe triunfar, entonces, es la unidad nacional para afrontar este desafío sintonizados en el mejor bienestar para todos sus ciudadanos.