Aniversario patrio: Día de orgullo
Chile tiene desafíos pendientes, pero son muchas más las virtudes y aciertos. Nuestro país puede jactarse de avances notables en todos los ámbitos y eso debe cuidarse.
En 217 años de historia, un lapso breve considerando la historia de los seres humanos en la Tierra, Chile aparece como un país pequeño, pero muy relevante en el concierto latinoamericano y mundial.
Somos apenas 17,2 millones de habitantes, quizás escondidos entre la cordillera, el desierto, el océano Pacífico y los hielos del Polo Sur; y si algo nos ha demostrado todo este tiempo es que nunca nuestra existencia ha sido fácil. La morfología del territorio nos muestra que somos un espacio donde la naturaleza bulle con frecuencia, mediante terremotos, aluviones, episodios vulcanológicos, entre otros, que han templado nuestra idiosincrasia de una manera potente.
Chile ha enfrentado dramas bélicos, externos e internos, y ha salido adelante. Los chilenos han sido enemigos en más de una ocasión, como en la guerra civil de 1891, o en los hechos que antecedieron y sucedieron al 11 de septiembre de 1973, causando momentos de dolor y sangre que han resultado difíciles de sanar.
Asimismo, es cierto que el trato a los pueblos originarios sigue en deuda, que existe una pobreza que nos debe conmover, o que no todos tienen las mismas oportunidades.
Pero la gran mayoría quiere que el país salga adelante como un todo y en paz; sin reclamos, ni quejas de propaganda.
Los chilenos somos resilientes, trabajadores y honestos, los casos que no se resumen en aquello son la excepción, en ningún caso la regla. Y a pesar de la lejanía de los centros económicos más relevantes del planeta, somos competitivos, probablemente los más globalizados y con una enorme expectativa de futuro.
Chile cumplió 217 años de vida independiente y los motivos para estar orgullosos son mayoritarios.
Vivimos en un país sin conflictos, en libertad, la miseria va en caída, la cifra de alumnos en educación superior superó el millón de jóvenes, es decir, hemos erigido una identidad que nos vincula al desarrollo.
Hay muchos objetivos que lograr, claro que sí, uno de ellos es la puesta en marcha de una nueva región, Ñuble, pero tengamos un ánimo para ello, mantengamos la esperanza de que lo obrado hasta ahora tiene una suma a favor y ayudemos en la construcción del mañana de las próximas generaciones. No nos neguemos a ese sueño.