Dentro de unos días, celebraremos con todo el centenario del natalicio de Violeta Parra. Y en nuestra nueva Región de Ñuble, el 4 de octubre nos sorprenderá compitiendo entre comunas. Veremos quién programa el mejor evento que sea digno de la Gran Violeta, cuál marcará el ingenio creativo del Ñuble de hoy.
Vamos a recordar a la creadora genial, a la talentosa de cultura autodidacta, a la mujer que puso a Chile sobre la mesa de la alabanza mundial. Vamos a acariciar el ayer, porque se lo merece.
Violeta nació en San Carlos. Así lo atestiguan los documentos oficiales del Registro Civil de entonces que existen en la casa de la artista, que hoy está convertida en magnífico Museo, digno de su memoria. Y también hay testimonios de sus hermanos, confirmando aquello y dejando las cosas en el punto de la verdad.
Sin embargo, es bueno decir que Violeta, que llegó a Chillán con cinco años de edad, es hija de Ñuble, es Chile por donde se le mire, y es ciudadana del mundo. Más de algún poeta la ha llamado la Violeta de Chile, porque salió al extranjero y sembró con su talento la cultura de lo nuestro.
Debemos darle rienda suelta a la imaginación para rendirle el homenaje que se merece. Y debemos enaltecer sus valores, porque son los de nuestra gente, los que nos identifican, los que nos han dado un sello patrimonial que nos distingue en el concierto social del hoy. San Fabián declara feriado. Chillán instala una carpa similar a la de Violeta. Y se une la historia con el presente al abrir las puertas del emblemático Teatro Municipal para que niños, jóvenes y adultos se unan al enorme corro de artistas que se va a manifestar por Violeta.
Todas las comunas van a recordarla. Y todas las gentes de esta buena tierra van a acariciar el recuerdo violetero que nos ha elevado al conocimiento de más allá de nuestras fronteras.
Es de justicia, en consecuencia, recordarla, estudiarla y mostrar todos los talentos acumulados en una sola mujer. Por eso, debemos hablar de sus canciones, pero también de sus artesanías, de sus arpilleras geniales, de sus manualidades sorprendentes. En los tiempos que corren, es bueno recordar a Violeta, sacar del baúl de los recuerdos toda su herencia, mostrar sus capacidades y realizaciones, y oir sus canciones…todas con contenido, todas con profundidades, todas como un suspiro que se va al aire, pero que allí se queda prendido para una posteridad inolvidable. Será la mejor caricia al ayer, convirtiéndolo en monumento al futuro que soñamos.
Miguel Ángel San Martín, Periodista.