En el cuartel de la Brigada de Homicidios (BH) de la Policía de Investigaciones pasó la noche César Araneda Palma, quien esta mañana deberá comparecer ante la justicia, tras ser sindicado por testigos como el autor del crimen de Álvaro Constanzo (38).

El homicidio ocurrió pasado el mediodía del domingo en la intersección de Cerro Alegre y Cerro Ñielol, en Lomas de Oriente I. Desde entonces, los detectives de la BH de Chillán estuvieron tras los pasos de César Araneda, conocido entre sus vecinos como el "Meky".

El principal antecedente con el que contaban los policías radicaba en los testimonios que aseguraban que tras un breve intercambio de palabras, el "Meky" procedió a sacar de entre sus ropas un cuchillo que usó para atacar a Álvaro Constanzo en el corazón, provocándole una herida cortante que a la postre le quitó la vida.

En la Policía de Investigaciones entregarán detalles de la diligencia durante esta mañana, antes de trasladar al imputado hasta el tribunal de Garantía de Chillán; no obstante, trascendió que la captura se produjo pasadas las 13 horas de ayer en la calle Cerro San Cristóbal, a tres cuadras de donde ocurrió el crimen. En esa casa se encontraban sus padres, y para poder hacer ingreso al domicilio, y en coordinación con la fiscalía local de Chillán, se gestionó una orden judicial para hacer el allanamiento.

Entre los antecedentes policiales de César Araneda se cuenta violación de morada, además de detenciones por infracciones a la Ley de Drogas y amenazas en contexto de violencia intrafamiliar, ya que en Chillán, su ex pareja, con quien tiene un hijo, lo había denunciado.

De esta forma comienza a aclararse el incidente, en que una de las hipótesis que sostienen con fuerza los vecinos radicaría en un crimen por la homofobia que supuestamente sentía el "Meky" hacia Álvaro Constanzo, reconocido homosexual. Esto, sin embargo, choca con la línea investigativa de la BH, que plantea un posible conflicto motivado por el consumo de pasta base.

Funeral

"En el funeral de Álvaro nadie se acordó del Meky", dijo Katherine Torres, vecina y amiga de Álvaro Constanzo, quien ayer asistió a la misa fúnebre.

En efecto, y tal como lo habían pedido los vecinos, la familia accedió a recorrer con el cortejo fúnebre la calle Cerro Alegre, donde Álvaro Constanzo vivió durante los últimos cinco años.

"La familia de Álvaro entendió que sus vecinos lo querían tal cual era, un hombre amable y generoso, muy respetuoso con todos", recordó Katherine Torres. Los restos de la víctima fueron sepultados en el cementerio municipal.

El fundo San Luis, ubicado en el sector El Cardal, a casi 5 kilómetros al oriente del radio urbano de Yungay, se transformó ayer en el escenario de uno de los crímenes más escabrosos que los vecinos recuerden en los últimos diez años, luego de ser hallados dos cuerpos heridos en la cabeza, presuntamente con un hacha.

Julio Álvarez Arroyo, vecino de Villa Esperanza, llegó a las 11.30 horas al predio particular a entregarle unas hojas de boldo y menta a su hermano Miguel Álvarez Arroyo (68), quien se lo había encargado hace tres días. Caminó a través de la plantación de avena 150 metros antes de llegar al rancho donde vivía.

"Siempre hay que avisar porque hay perros. Grité varias veces, pero no salió nadie, tampoco los perros. Caminé hacia la izquierda, donde está el bosque y por la ropa me di cuenta que mi hermano estaba tirado en el suelo, de lado; creí que estaba durmiendo, pero cuando me acerqué me di cuenta que el rostro estaba irreconocible", relató.

La escena le causó pánico, y fue corriendo hacia la casa en que habitaba su hermano, pero antes de entrar se dio cuenta que al lado de un fogón que da hacia la cocina se encontraba un segundo cuerpo, que resultó ser el de Joel Torres (59), quien acompañaba a Miguel Álvarez a cuidar el mismo predio.

"Me asusté mucho porque creí que los asesinos estaban en la casa, así que caminé hasta la casa de los vecinos, pedí el teléfono y llamé a Carabineros", declaró el vecino de Yungay.

Investigación

Cerca de las 15 horas arribaron los detectives de la Brigada de Homicidios (BH) de la Policía de Investigaciones (PDI) hasta el sitio del suceso, encabezados por el comisario Luis Garrido.

El subjefe de la BH de Chillán señaló que "ambas personas desempeñaban funciones de cuidadores, porque la dueña está fuera del país. Una de las víctimas está en la zona de la cocina y la segunda, a 25 metros, en la parte oriente del predio, presumiéndose que eventualmente pudo haber intentado huir de él o los agresores".

A las 17.30 horas, el jefe de la fiscalía local de Yungay, Mario Lobos, se constituyó en el sitio del suceso, y tras inspeccionar el trabajo de los detectives declaró ante los expectantes medios de comunicación que "efectivamente, un hecho de violencia de esta magnitud no se veía hace varios años".

Según dio cuenta el fiscal Lobos, "se está trabajando con detectives y peritos del Laboratorio de Criminalística. Se trata de dos personas con heridas con elementos cortantes aún no determinados". Además, planteó que el Servicio Médico Legal, a través de la autopsia, determinará la naturaleza del arma homicida, aunque hasta el cierre de esta edición, aún no había sido encontrada.

Hasta ahora las hipótesis no abundan, ya que los familiares y agricultores vecinos afirman que Miguel Álvarez y Joel Torres consumían alcohol con frecuencia; no obstante, no tenían problemas de índole delictual.

Entre los lugareños aseguraron que Miguel Álvarez sufrió el robo de ovejas el día viernes, y hace semanas había recibido una amenaza después de denunciar a dos lugareños que le habrían sustraído una radio. Fiscalía no confirmó este hecho, por lo que el enigma continúa.